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lunes, abril 17, 2017

Morro de Sao Pablo: Excursión a Gamboa

"Éramos tan ingenuos. No sabíamos adónde nos llevaría el camino, no teníamos ni idea de que nos separaríamos. Playa, mar, cielo. Estaban ahí para nosotros y nada más que para nosotros. Un mundo sin fin."
Garth Stein

Nuestro tercer día en el Morro de Sao Paulo tomamos una excursión que recorría Ponta do Curral , un hermoso banco de arena desde donde se puede temer una vista del morro para continuar hacia una playa cercana a Gamboa donde una pendiente del macizo que emerge del mar ofrece baños de arcilla rosa con propiedades exfoliantes de la piel. Finalmente ya en la playa de Gamboa el almuerzo con platos bahianos, pescados y frutos de mar. La playa de Gamboa es un lugar de relajación ya que cuenta con una enorme playa de arenas blancas, aguas serenas y un paisaje de ensueño.

A la hora del desayuno encontramos en el lobby del hotel una iguana enorme y bella sobre un sillón.
La mascota de la Pousada Bahía Bacana resulto ser muy amigable y dado  mi particular amor por los reptiles disfruté mucho ese encuentro cercano.
Desde la Tercera Praia partimos una vez mas hacia el mar pero mientras  esperábamos bajo las generosas hojas de una  palmera un pequeño cangrejo amarillo nos vino a visitar. Era realmente bonito. Daba vueltas alrededor de las piernas de Mari y nos entretuvimos con la situación. Esa naturaleza animal integrada al lugar y a sus
visitantes es algo que caracteriza al morro.


Esta especie de cangrejo se llama Guaiamu de concha azul tiene
unos 10 cm. Las patas delanteras, equipadas como pinzas tienen forma desigual, una es grande y la otra más pequeña lo que les facilita llevar la comida a la boca, esto es así para los machos. . Las hembras en la época de desove toman el color del casco y los dedos en los tonos de color crema o amarillo. El macho es mucho más grande,y su coraza es de color azul. Allí estábamos frente a un Guaiamu hembra muy simpático cuando a pocos metros una lagartija se camuflaba entre la arena y alguna vegetación.
Demoramos un poco la salida porque aún no habían terminado de dejar el pequeño puerto las embarcaciones que iban a Boipeba , la que nosotros habíamos hecho el día anterior y si les interesa pueden leer en Excursión al Paraíso de Boipeba. La Prefectura controla que la  cantidad de embarcaciones y la capacidad máxima de pasajeros sea la permitida. Así fue que la marea fue subiendo y cuando nos tocó embarcar tuvimos que llegar con el agua por la cintura. Es tan placentero caminar en esas aguas límpidas y cálidas , en ese momento hasta ese barco tan pintoresco de madera que se llamaba Kiaora, nos acompañó un guía llamado Bruno que hablaba español y fue realmente de excelencia.
Navegamos hacia una barrera de corales donde hicimos la primera parada para disfrutar el snorkelling a pleno. Esta vez Julian con la Go Pro Hero  en mano nos permitió guardar el recuerdo. Con alguna de las tomas edite un video que de algún  modo evoca aquellos momentos de contacto con la barrera de corales y sus habitantes. Para mi fue algo mágico, de película, la atracción que ejercía ese mundo apenas submarino me encandiló para siempre.
Aquí les dejo el video



Un rato después navegamos en dirección a la Ponta do Curral mientras veíamos una panorámica del morro con su farol erguido y elegante en medio del mar. Y pasamos por nuestra playa donde un giro fue dejando atrás la imagen de la Primera Playa y nos dirigimos a espalda del morro a nuestra siguiente parada. Un banco de arena en medio del mar. Lo recorrimos caminando bajo el fuerte sol del mediodía y tengo aún la luz de aquellos instantes en mi retina. Era la postal de un film de corsarios. 


Y así seguimos, esta vez rumbo a Gamboa, nos detuvimos en una playa donde una altísima pared de la montaña nos ofrecía su arcilla rosa y con Mari nos embadurnamos todo el cuerpo . Los muchachos no quisieron probarla pero se divirtieron filmando la escena en que nosotras y muchas otras mujeres parecíamos de alguna tribu. 



De pronto apareció una nube que descargo su lluvia sobre nosotras que a esa altura estábamos dentro del mar enjuagando nuestra piel, que nos quedó como si fuéramos bebes. La lluvia de verano fue sumó un plus a nuestra alegría. Julian nos filmo cantando y bailando bajo la lluvia, Walter se refugió en el Bar do Peter, un parador con toda la onda del mundo que esa noche hacía una fiesta en la playa a la que nos hubiera gustado ir. 



Cuando nos embarcamos nuevamente ya el cielo estaba despejado y unos minutos después estábamos en la playa de Gamboa bajo la sombra de los cocoteros comiendo la exquisita gastronomía bahiana. Pasó un muchacho vendiendo jabones de arcilla rosa con distintas propiedades y disfrutamos de una sobremesa perfecta.



Al regreso vimos como el sol bajaba sobre la linea del mar y la silueta del morro con algunas barcazas de pescadores nos acompañó en el camino y cuando arribamos al puerto del Morro de Sao Pablo parecíamos cuatro locos con una mezcla de alegría, emoción. Ese puerto era del algún modo nuestro hogar, cada día habíamos arribado a él con la sensación de volver a casa porque el Morro de Sao Paulo te brinda la calidez y el amparo de la naturaleza misma.

Subimos la empinada cuesta una vez mas muertos de risa. Al llegar al centro tomamos fotos en un local muy peculiar lleno de esculturas locales algo bizarras en la paredes y seguimos camino a la posada.

 Con las últimas luces del día subimos a la terraza de la posada y pedimos unos tragos, yo elegí un mojito delicioso. La terraza tenía a un costado un vergel de plantas aromáticas y vi cuando el barman cortó la rama de la hierbabuena. Allí todo era azul, la piscina, el cielo, el mar por reflejo del cielo y viceversa. Aún recuerdo el momento en que Walter disparó el click sobre mi cuerpo dentro del agua. Y sin filtros la foto es azul. Esa noche volvimos a la comida italiana de la Tercera Praia y al regreso nos alcanzó un aguacero. Julian y yo decidimos volver al trote bajo la lluvia tropical las calles que suben y bajan al lado del mar. Atras, algo rezagados y mas precavidos llegaban Mari y Wally riéndose. Esa noche no vimos salir la luna pero el sol lo llevábamos en la piel bronceada y feliz como nuestras almas. 


Los tours que realizamos en nuestra visita al Morro de Sao Paulo fueron contratados a Zulu Turismo 


Facebook: https://www.facebook.com/ZuluTurismo


viernes, abril 14, 2017

Morro de Sao Pablo: Excursión al paraíso de Boipeba



" Si realmente amas la naturaleza, encontraras la belleza en todas partes." Vincent Van Gogh.



Destinamos cinco días para visitar el Morro de Sao Paulo porque la oferta de lugares para conocer y actividades es realmente importante. Además hasta que uno no llega al morro personalmente no se da realmente una idea cabal de lo que ofrece.
Llegamos en un ferry al mediodía. Para conocer las formas de llegar les sugiero que visiten mi post referido a "Como llegar al Morro de Sao Pablo" que tiene todos los datos útiles que puedan necesitar.
El primer día nos alojamos en la Posada Bahia Bacana de la Primera Playa. Estuvimos conformes con la elección. El hotel tiene todos los servicios que puedas necesitar, diseño, detalles, desayuno muy variado, un servicio de te con tortas caseras sobre la tarde sin cargo, playa propia con servicio de reposeras y sombrillas, una terraza bar con una piscina con hidromasajes como un balcón hacia el mar, tragos y crepes, 
Pasamos un día hermoso de playa y sobre la tarde fuimos a caminar, recorrimos la popular y concurrida Segunda Playa y llegamos hasta la Tercera Playa. Las primeras impresiones que tuvimos del morro fue que sus locales de ropa son realmente muy especiales. Cada uno de ellos tiene diseños propios de autor e incluso la puesta de sus escaparates es artística. Luego notamos que la zona de la Tercera Playa tiene una importante cantidad de restaurantes italianos debido a la importante inmigración de Italia en el morro, segunda después de la argentina en elegirlo como segundo hogar. Al regreso ya había caído el sol y vimos con asombro una luna llena saliendo del mar completamente anaranjada. Cenamos en uno de los restaurantes italianos llamado "Chez Max" y realmente comimos buenas pastas, repetiríamos las noches siguientes en busca de pizza que eran exquisitas. 

Al día siguiente nos levantaríamos temprano para estar en el punto de encuentro , el local de Puro Prazer en la Tercera Praia donde arrancaría nuestra primera excursión llamada "Passeio Volta à Ilha - Tinharé e Boipeba" imperdible para quienes visiten el morro por primera vez. 
La elegimos en principio porque habia leido de Boipeba una Reserva de Biosfera y Patrimonio de la humanidad de la Unesco. Boipeba, Tinharé (donde está Morro de San Pablo) y Cairú forman lo que a la distancia parece ser una gran isla, pero que son tres, separadas por ríos. 
En este tour embarcado se puede tener una amplia visión de las islas. A la vez tiene momentos de emoción, de relajación, de diversión en embarcaciones tipo bote o flex que resultan también atractivas. Tienen varias paradas que dependen de las mareas. La primera la hicimos en Morere, ya en la isla de Boipeba. Es indescriptible la sensación de estar en las piscinas en medio del mar. El contacto con snorkel o incluso sin él (aunque es indispensable)  con la fauna marina donde prevalecen peces de colores y arrecifes. 
Allí , en medio de mar, se observa a lo lejos la belleza natural de las playas de Morere y un "barco-bar" ofrece con mesas flotante tragos y petiscos a modo de brunch mañanero.  Y allí estábamos , Skol y camarones en mano, bajo un sol luminoso rodeados literalmente de peces que nadaban entre las curvas de nuestros cuerpos. El agua mas cristalina es imposible. Las paradas duran aproximadamente 50 minutos.
Boipeba es uno de los más antiguos lugares de colonización de Bahía, ya que en 1537 los jesuitas fundaron la Aldea y Residencia de Boipeba. Hay en la isla tres pueblos: Velha Boipeba, São Sebastião, Moreré y Monte Alegre. El único acceso es por mar o por río. El acceso fluvial es más utilizado debido a la seguridad que ofrecen las tranquilas aguas del estuario. Sin embargo, este acceso tiene pequeños obstáculos en los momentos de marea baja por la existencia de algunos bancos de arena.


Allí nos ofrecieron  dos opciones, quedarnos y almorzar las famosas langostas del restaurante Guido en la playa o  tomar una caminata ( de Praia Cueira a Praia Boca da Barra) con un muchacho que atraviesa parte de la isla y nos caminamos hasta la Veha Biopeba. Como habíamos comido mucha langosta en Salvador escogimos la caminata. 
Formado alrededor de la Plaza Santo Antonio, Velha Boipeba es la villa principal de la isla con una población de alrededor de 1600 personas, principalmente relacionadas a la actividad pesquera, aunque han recibido una gran influencia del turismo en los últimos 10 años. La Iglesia del Divino Espíritu Santo es el monumento histórico más importante y data del siglo XVII.
Los 4000 habitantes de Boipeba viven de lo que pescan, del turismo y del trabajo en las estancias de coco. La mitad de la isla es propiedad de un italiano millonario, Fabio Perini, que la visita dos o tres veces al año. Su mansión está en la isla de Tinharé -nombre formal de la isla en que está Morro de Sao Pablo-, frente a Boipeba. Dueño de las estancias de coco, dicen quienes lo conocen que Perini es favorable a preservar la belleza natural de la isla sin hacer en ella especulación inmobiliaria o convertirla en un punto  turístico.
Como Boipeba es un Area de Protección Ambiental (APA), hay también un control rígido para construir. Recientemente los pobladores de la isla hicieron una protesta insólita: a alguien se le ocurrió importar un auto, artículo que aquí no hay. ¿Resultado? El coche tuvo que volver al continente. ¿Qué significa Boipeba? En tupí guaraní, la lengua hablada por los aborígenes en 1565 cuando llegaron los portugueses, significa víbora chata (mboi pewa). No, no hay víboras. Es así como los indios llamaban a las tortugas marinas que siempre andan de visita por la isla.
En el camino el joven  guía que llevaba la camiseta del Neymar del Barcelona nos mostró un árbol de Guayaba un árbol tropical que da una fruta comestible exquisita (eso nos dijo) , que además tiene propiedades digestivas, depurativas y nos invitó a comprar un jugo del mismo. Esa fue una parada muy afortunada porque ya era casi mediodía y el calor mas la caminata resultaron bastante agobiantes. Decidimos probar el jugo y era riquísimo. De camino visitamos una casa museo de restos marinos algo peculiar al igual que su dueño para desembocar en un restaurante al lado del mar donde comimos pescados. 
Luego nos embarcamos nuevamente pero ya por el Rio do Inferno hacia la ciudad de Cairú.  De camino hubo una parada en Canavieira , también una estructura de madera sobre el rio que tiene una criadero  natural de ostras y cangrejos . Allí degustamos los mismos y aprovechamos para nadar un rato en el agua de ese río cálido y limpio. Una delicia!
Al llegar a Cairú caminamos hasta el Convento de San Antonio donde realizamos una visita. 
Cairú es la segunda ciudad más antigua de todo Brasil después de Porto Seguro. Fue descubierta por los portugueses en 1501 y fundada en 1531. En el año 1608 se convirtió en municipio, conocido como Vila de Nossa Senhora do Rosario do Cairu. Actualmente,las islas del archipiélago siguen habitadas por nativos descendientes de tribus indígenas, principalmente los Índios Aymorés. Su principal recurso económico, además del turismo, es la pesca. Sus calles y casas antiguas y pintorescas me produjeron un dejavú de algunos barrios de Lisboa. En realidad, además de su arquitectura, también el convento me retrajo allí. Obviamente que todo mas humilde pero con su impronta bien notable. 

Cuando regresábamos al muelle caminando entre calles casi desiertas en una tarde de mucho calor compramos un helado de palito (eu paleto!!) a un vendedor callejero. Julian pidió de limón y puedo jurar que tenía la misma esencia aromática que aquí en mi país usamos para los jabones.....Afortunadamente nosotros pedimos de leche condensada y estaba bueno. 

Retornamos al morro navegando por el río hasta el puerto rodeados de manglares y un aire de frescura que solo inspiraba pureza. Durante el tiempo en que duró esa navegación de regreso había algo místico, una comunión con la vida a través de la naturaleza. Como si faltara algo el sol comenzó a bajar en el horizonte sobre el agua  a espaldas del morro.  No creo poder describir con palabras tanta maravilla. Cuando se produjo el crepúsculo las embarcaciones pequeñas que iban hacia el puerto dieron a la vista una postal increíble. 
 Fue un día de muchas emociones y un despliegue de belleza que pocas veces se ven en un solo día. 
Se recomienda llevar protector solar, gafas, sombrero y cámara si bien la recomendación es obvia realmente la falta de cualquiera de estos elementos puede hacer que no se disfrute tamaña excursión.

Sobre las cinco de la tarde bajamos mojados, bronceados, felices y mientras subimos la enorme cuesta hacia el morro caminábamos conscientes que hay días mágicos. Allí estábamos los cuatro frente a la Iglesia de Nuestra Señora de la Luz que recibe a los visitantes del morro muy agradecidos, a la vida, a la ley universal , a Dios o a quien uno crea por regalarnos uno de ellos y no lo olvidaremos jamás. 

Les dejo un video del momento de llegada a las piscinas naturales de Morere. Tal vez la playa mas hermosa que hayamos visto hasta ahora. 



Los tours que realizamos en nuestra visita al Morro de Sao Paulo fueron contratados a Zulu Turismo 
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