miércoles, mayo 24, 2017

Mis ocho apellidos vascos: a Guipuzcoa!

¿Por qué hay gente que se cambia de país? ¿Qué la empuja a desarraigarse y dejar todo lo que ha conocido por un desconocido más allá del horizonte? ¿Qué le hace estar dispuesta a escalar semejante Everest de formalidades que le hace sentirse como un mendigo? ¿Por qué de repente se atreve a entrar en una jungla foránea donde todo es nuevo, extraño y complicado? La respuesta es la misma en todo el mundo: la gente se cambia de país con la esperanza de encontrar una vida mejor.
Yann Martel


El domingo temprano en Madrid tomamos el metro hasta la estación de Aluche para tomar nuestro auto que estaba allí estacionado desde el viernes detrás de la estación de servicio. Como cada domingo allí se instala un mercado popular donde aprovechamos a compra algunas prendas realmente económicas y nuevamente arriba del auto nos dirigimos a nuestro próximo destino que sería muy especial.
Tal vez sería bueno que lean mi post acerca de mi abuela nacida en un pueblo cercano a San Sebastián por les interesa antes o después de leer este post les dejó aquí el link.

Emprendimos la ruta hacia el norte con mucho entusiasmo. Era un 28 de junio, la fecha no la olvidaré jamás.
Las autopistas españolas son fantásticas, van sorteando con túneles las escarpadas montañas de piedra de los Pirineos y durante un largo tramo la vegetación era escasa y séca, piedra, pastos amarillos, y las ondulaciones. 



Cuando llevábamos unas horas de camino entramos a un túnel bastante largo dentro de la montaña y al salir de él todo cambió. Los verdes fértiles dominaban las sierras, todo se volvió un vergel ante nuestra atónita mirada y allí un cartel anunciaba la distancia hasta San Sebastián la amada tierra de  Guipuzcoa de mi abuela.


 Llevaba en mi mano una libreta donde había anotado el camino para llegar a Amezketa su pueblo natal porque los nombres en euskera eran realmente difíciles. Estaba por cumplir un sueño que me llevó años de búsqueda (eso lo pueden leer en la nota que les mencioné mas arriba)  y conllevaba el deseo de mi madre de toda su vida que era conocer el lugar donde nació su madre.  Como era previsible apenas salimos del camino a pesar de ser el correcto nos perdimos y subimos hasta un pueblo a lo mas alto de la sierra. Todo reverdecía luminoso.  Las cabras echadas sobre los pastos, los caminos arbolados, los caseríos alejados uno de los otros, las granjas....desandamos el camino de la montaña y al bajar tomamos la calle que correspondía. Respecto al entorno, en el paisaje sobresale la característica figura del monte Txindoki  también llamado el Cervino vasco, que muestra todo su esplendor a cuantos visitan el pueblo. Los amantes de la montaña tienen la oportunidad de realizar diversas rutas por esta serranía. 


Como les dije era día domingo y la hora de la siesta por lo cual no había un alma a la vista. El calor se sentía con intensidad bajo el sol. Logramos llegar al pueblo. Una rotonda anunciaba la bienvenida a Amezketa. 
Allí bajé para que Wally me tomara una foto y sentí el pecho oprimido por una emoción muy extraña, una mezlca de alegría y exaltación con melancolía. 

Amezketa es una ciudad a la que entramos y nos dirigimos al centro histórico, allí vimos a una joven jugando con sus hijos con bombitas de agua seguramente para calmar la calurosa tarde. Fue muy amable, se nombre era Alaitz y nos ayudó a encontrar el camino hacia la iglesia de San Bartolomé donde había sido bautizada mi abuela. También vino su esposo que no hablaba español pero también fue muy amable. Ella me contactó con su tía Rosa que era quien  se ocupaba de abrir y llevar las cuestiones de la parroquia y le envió un mensaje avisándole que estábamos yendo para allá. Nos dijo que vivía justo al lado.


Yo había visto la antigua iglesia muchas veces en internet, incluso en una foto muy antigua en blanco y negro y sabia que tenia una escalinata y se elevaba sobre el paisaje. Apenas llegamos la reconocí. Bajamos del auto y unos minutos después mientras tomábamos fotos de la antigua parroquia llegó la señora y trajo la llave para abrir las enormes puertas de madera. Wally estaba muy sorprendido por el tamaño de la llave y yo seguía con la opresión en el pecho, cuando abrió las puertas y vi el altar se descomprimió mi pecho con un llanto largo y profundo que apaciguó mi emoción. Inmediatamente miré a la pila bautismal donde seguramente la habrían bendecido.  


Debo decir que siempre que mi abuela me hablaba de su pueblo y de los caseríos mi imaginación me llevó a creer que sería muy pequeña aquella iglesia. Sin embargo, era realmente imponente y su tallado en madera una joya del arte del tallado. 
Me llamó poderosamente la atención pasada la emoción inicial lo que llaman "agizaiola" porque jamás lo había visto. La iglesia que data de tiempos medievales originalmente era un cementerio donde se enterraban las familias de los alrededores obviamente de cierta jerarquía. Durante la misa mayor de los domingos y días festivos a lo largo del año siguiente al fallecimiento de un familiar, se coloca una pieza de tela negra con una cruz blanca sobre la sepultura correspondiente a dicha familia en la nave central de la iglesia. Sobre ella se sitúa una "argizaiola"


con su vela enrollada o, simplemente, la vela enrollada ("cerilla"), que se mantiene encendida durante toda la ceremonia. El uso de las "argizaiolas" ha quedado casi extinguido, siendo Amezketa una de las pocas iglesias (si no la única) de Euskal Herria en la que aún se utilizan. Su uso se extiende a todos los domingos del año pero, especialmente, a dos ocasiones: las celebraciones del Día de Todos los Santos (1 de noviembre) y el Día de los Fieles Difuntos (2 de noviembre). La "argizaiola" es una tabla con forma antropomorfa (se intuyen la cabeza, brazos y piernas) , con figuras labradas, sobre la que se enrolla una mecha larga de cera, que se enciende y que se va desenrollando a medida que se va consumiendo la cera de la parte superior. Es su función trasladar el fuego del hogar de los familiares vivos a sus difuntos. Frente a ella y de espaldas al altar hay una pequeña silla. 


Mientras nos explicaba amablemente todos estos detalles nos invitó a visitar los registros históricos de las fe de bautismos dado que yo no tenía conmigo los datos exactos. Increíblemente los olvidé en Argentina, si bien sabía prácticamente todos los datos la idea era ver bien a que caserío pertenecía mi abuela y ese dato no lo recordaba. Amablemente nos mostró los libros y conversamos un buen rato. Me regaló un libro que leí con esmero llamado Amezketa, largo y tortuoso camino de José María Otermin. 

En la pag. 481 dice "Es de 1897 una de sus obras mas conocidad : RAMUNTCHO. Hay varias menciones a Amezketa en la novela de Pierre Loti . Destaquemos algunas:
"Era aquí, hacía algunos minutos, que su idea de emigrar a América había alejado mucho en su espíritu. ¡ NO! ...Mas bien quedarse en el país, reanudar la vida de otro tiempo, reflexionar y esperar obstinadamente. Por lo demás, ahora que sabe donde está ella, este pueblo de Amezketa, distante unas cinco o seis horas, le obsesiona peligrosamente, él acaricia toda clase de proyectos sacrílegos que, hasta aquel día, apenas si habría osado concebir". 

Y luego describe como era Amezketa en aquellos tiempos, exactamente habla del año en que nació mi abuela y que dos años después emigrarían sus padres con ella y sus hermanas a la Argentina. 

"Si tu supieras lo que es este pequeño convento de Amezketa donde se ha encerrado....Cuatro monjas viejas son su única compañía en una casa desvencijada"

"En el pequeño carruaje , tirado por el famoso caballo tan corredor, Arrozkoa y Ramuntcho van rodando por los caminos umbríos de las montañas hacia el pueblo de Amezketa. Llevan buena marcha; se hunden en el corazón de una gran región de bosques. A medida que pasan las horas , todo se va haciendo mas apacible alrededor, mas apacible y mas salvaje, mas primitivas las aldeas , mas solitario el País Vasco." 

"Con la última claridad del crepúsculo aparece Amezketa. Paran el carruaje en una calle del pueblo, delante de la sidrería. Arrozkoa está impaciente por subir al convento de las monjas, y contrariado de llegar tarde; teme que no quieran abrirles la puerta una vez anochecido. Ramontcho, silencioso, le deja hacer, se abandona a su iniciativa."

Mientras repaso por primera vez los fragmentos de esta novela que menciona el libro imagino aquellos años. Le agrego por supuesto lo que  he averiguado gracias a la gente maravillosa que nos cobijó aquella tarde primero en Amezketa y luego en Abaltzisketa el pueblo vecino, apenas a dos kilómetros de distancia donde nacío mi bisabuelo y donde se casaron los padres de mi abuela. 

Nos despedimos de Rosa  con mucho agradecimiento, a ella y a su sobrina  a quienes interrumpimos la calma del estío de domingo a la tarde con nuestra historia. Los guardo en mi memoria y en mi corazón. Cuando pasamos por el centro histórico y el ayuntamiento una placa recordaba que la abuela de Evita había nacido en Amezketa. Si algo faltaba para nuestro asombro era que mi abuela y la abuela de Eva Perón habían sido vecinas de pueblo. 

Hace un tiempo realicé un video recordando los momento que aquí describo y que tal vez no tengan demasiado interés para el lector pero calculo que la búsqueda de los orígenes es algo que en todos los casos y en todos los tiempos es un derecho de cada ser humano. Quienes gusten pueden visitarlo y ver la bella Amezketa. 








Llegamos a Abaltzisketa y ya había pasado la hora de la siesta y la tarde comenzaba a caer. Por lo cual las calles estaban mas animadas y enseguida conversamos con algunas personas que estaban en un bar. Fueron muy sociables y en unos minutos estábamos con Santos que abrió la iglesia de San Juan Bautista donde se habían casado mis bisabuelos y otro muchacho que lamentablemente no puedo recordar su nombre pero que también llamó a su sobrina Arantxa quien amablemente nos abrió también el cementerio.  nos contaron sus historias. Cada minuto fue enriquecedor. 
Abaltzisketa se sitúa en las estribaciones de la Sierra de Aralar a los pies del monte Txindoki ( muy concurrido por quienes gustan del trekking de montaña)  que además marca el punto más elevado de su término municipal. Nacen en sus laderas pequeños arroyos que bajan las laderas del macizo, y estos desaguan en los ríos Amézqueta y Zaldivia; todos estos, afluentes del Amundarain. La mayor parte del municipio es ocupado por bosques.

El pueblo de Abaltzisqueta se encuentra en un collado a 370 metros de altitud que domina el valle de Amézqueta y también se asoma al del río Oria. Le separan 39 km de la capital provincial, San Sebastián y 14 km de la capital comarcal, Tolosa. 
El pueblo es bellísimo y además tiene una vista privilegiada a las sierras y las pequeñas extensiones de campiña. 

El vínculo afectivo que generamos en el lugar habla a las claras de cuanta memoria tienen nuestros genes.
 Nos contaban que en los tiempos en que mis bisabuelos emigraron había una pobreza tremenda. Y las familias con muchos hijos como habitualmente se tenían en aquellos tiempos no tenía como alimentarlos. Supe luego gracias a Arantxa cual era el caserío de los Irazusta ya que cuando regresé a Buenos Aires conectada con ella por email recibí la foto que tomó desde lejos. Hoy es una de las casas mas importantes tiene hasta piscina y por lo que ella averiguó en aquellos tiempos cuando nació mi abuela eran inquilinos y por supuesto de un casa mucho mas humilde. 

Hoy el mundo se debate en un problema migratorio tan o mas grave que hace unos siglos atrás. Migrantes que sufren escapando de la pobreza, de la guerra, del horror. Muchas veces discriminados por quienes son hijos o nietos de inmigrantes. Deberíamos buscar nuestras raíces en un verdadero trabajo introspectivo donde la memoria no se nos escape. Porque como dice la canción de Gieco "todo esta guardado en la memoria" y reconocerlo nos hará seres humanos mas valiosos. 






Nada nos hubiera gustado mas que hacer noche allí pero al día siguiente despegaba nuestro avión desde Bilbao hasta Lisboa. Cuando armamos la hoja de ruta de este viaje dudé mucho en rentar un lugar para pasar la noche por allí pero luego decidimos que pasar el día sería suficiente. Cuanto nos arrepentimos! La vida nos dará revancha y volveremos a aquellos lugares donde el paisaje nos recuerda a los de Heidi y aún los pastores dominan las montañas solo con caballos . Subiremos al monte y visitaremos la ermita de San Martín. Por lo pronto, mi abuela Ramona ha caminado con mis pasos por los lugares donde sus padres le dieron la vida y se conocieron. He cumplido el sueño de mi madre. Y desde el cielo ambas sonrieron entre ellas. 


Mientras tanto les dejo otro video que está muy poco editado y tiene historias que vivieron otros inmigrantes, también un detalle de como se vive allí y anécdotas deliciosas e interesantes del lugar y de los acontecimientos que fueron sucediendo a lo largo de los años por aquellos lugares. 




                                                                                

miércoles, mayo 17, 2017

Pongamos que hablo de Madrid (parte 3): Monumentos, El Prado y el Reina Sofía


 "Acompaño a mi sombra por la avenida 
mis pasos se pierden entre tanta gente 
busco una Puerta, una salida 
donde convivan pasado y presente. 
De pronto me paro, alguien me observa 
levanto la vista y me encuentro con ella. 
Ah! y ahí está, y ahí está 
Ahí está, ahí está 
viendo pasar el tiempo la Puerta de Alcalá. " Canción La Puerta de Alcalá


Como acostumbramos en nuestros viajes arrancamos temprano y salimos a caminar por la Gran Vía en dirección a Cibeles. Habíamos dejado este día para dedicarlo a los museos del Prado y Reina Sofía.



Allí donde la Gran Vía converge con la Calle de Alcalá se encuentra el Edificio Metrópolis con toda su belleza arquitectónica. Aquel día se estaba restaurando la fachada por lo cual no pudimos ver ni tomar la foto tan ansiada. 

Será que tendremos que regresara a Madrid? De todos modos su cúpula se dejaba ver airosa y magnífica. 
Seguimos ya por la Calle de Alcalá y al llegar al Cuartel General del Ejército nos encontramos con un desfile militar que parecía una especie de cambio de guardia pero que en realidad era una celebración de algo que no pude averiguar. La banda militar ademas interpretó temas populares y fue divertido. Unos pasos mas adelante llegamos a de la Fuente de Cibeles . Afortunadamente el día de comienzos del verano era cálido y el cielo estaba totalmente despejado. Cuando la vimos allí emplazada en la plaza del mismo nombre supimos porque era tan admirada. Es realmente monumental.

 
La figura principal es la diosa Cibeles, obra del escultor Francisco Gutiérrez. Está montada en un carro dispuesto sobre una roca que se eleva en medio del pilón. En sus manos lleva un cetro y una llave y en el pedestal se esculpieron un mascarón que escupía agua por encima de los leones hasta llegar al pilón, más una rana y una culebra que siempre pasan desapercibidas. Dos leones esculpidos por el francés Roberto Michel, tiran del carro. Los leones representan a los personajes mitológicos Hipómenes (o Melaión) y Atalanta, la gran cazadora del grupo de Diana. Hipómenes se enamoró de ella y consiguió sus favores con la ayuda de Afrodita y del truco de las manzanas de oro, pero al cometer los amantes sacrilegio cuando se unieron en un templo de Cibeles, Zeus se enfureció y les convirtió en leones condenándoles a tirar eternamente del carro de la gran diosa.
La fuente no sólo era un monumento artístico sino que tuvo desde el principio una utilidad para los madrileños. Tenía dos caños que se mantuvieron rústicos hasta 1862. De uno se surtían los aguadores oficiales que solían ser asturianos y gallegos y llevaban el agua hasta las casas y del otro el público de Madrid. En el pilón bebían las caballerías.

Aunque desde mediados de los años 70 había sido un lugar de celebración para los aficionados de los dos equipos grandes de la ciudad, el Real Madrid Club de Fútbol y el Atlético de Madrid, a partir de la Copa del Rey de 1991, se convierte en lugar de encuentro para la celebración de los títulos del Real Madrid ya que los aficionados del Atlético se trasladan a la cercana fuente de Neptuno.
Continuamos nuestro camino por la misma calle hasta llegar a la Puerta de Alcalá, aquella que tantas veces habíamos coreando cantando el tema que hicieran famoso Ana Belén y Victor Manuel en los años ochenta.. ..."y ahí está, ahí está, la Puerta de Alcalá.
Ahí está, ahí está, viendo pasar el tiempo la Puerta de Alcalá."

Esta puerta es uno de los cinco accesos reales que daban ingreso a la ciudad. Aunque no es la original está emplazada en el mismo lugar.

 
Wally cruzó la avenida y se recostó en un banco con el monumento de fondo y luego caminamos unos pasos para entrar al Parque del Retiro.
Popularmente conocido como El Retiro, es un jardín histórico y parque público. Considerado como una de las principales atracciones turísticas de la ciudad, alberga numerosos conjuntos arquitectónicos, escultóricos y paisajísticos de los siglos XVII a XXI, entre los que destacan el Monumento a Alfonso XII, el Palacio de Cristal, el Estanque Grande, el Parterre, la Puerta de Felipe IV, el Real Observatorio Astronómico y la fuente de la Alcachofa; e incluso anteriores, como la ermita románica de San Pelayo y San Isidoro.

Mientras caminamos el sol ya elevado sobre la bóveda celeste impartía sus rayos sobre nuestras cabezas. Afortunadamente el parque cuenta con bebederos donde hidratarse. Los monumentos, las fuentes, el rosedal y los estanques nos recordaron claramente a los Bosques de Palermo de Buenos Aires que no tengo dudas están inspirados en este lugar.
Recuerdo que comimos una paleta de helado de limón para mitigar el calor y tomamos fotos en el gran lago mientas un niño con la camiseta del Barcelona le daba de comer a los peces que brotaban del agua para conquista su alimento. Se acercaron los patos, los cisnes y las tortugas de agua.  Nos tomamos unas fotos  con el imponente Monumento a Alfonso XII de fondo . Nos hubiera gustado caminar hasta el Palacio de Cristal pero el calor arreciaba y los museos nos esperaban con tanto para ver.



Volvimos hacia el Paseo del Prado  y de camino paramos en el Hotel Ritz y tomamos una foto. Nuestros lectores saben que nos gusta hacerlo en cada ciudad en una cuestión personal que comenzó en el icónico de Londres.
Luego vimos el Monumento a Goya y finalmente entramos al Múseo del Prado. Mi objetivo era encontrarme con  la obra de Velazquez, pintor que admiré desde adolescente con fervor.
El gran maestro de la pintura hispana, Velázquez, el «rey» del museo en palabras del crítico francés del XIX Athanase-Louis Torterat, del que se expone una colección sin parangón en el mundo, integrada por la mayoría de sus obras maestras, entre las que se encuentran las famosas Meninas.
Tomamos la audio guía que es excelente y recorrimos también otras grandes obras de los pintores  españoles como la de Goya que es muy amplia, y también de El Greco. 
El Prado no es un museo enciclopédico al estilo del Museo del Louvre, el Hermitage, el Metropolitan, la National Gallery de Londres, o incluso (a una escala mucho más reducida) el vecino Museo Thyssen-Bornemisza, que tienen obras de prácticamente todas las escuelas y épocas. Por el contrario, es una colección intensa y distinguida, formada esencialmente por unos pocos reyes aficionados al arte, donde muchas obras fueron creadas por encargo. El fondo procedente de la Colección Real se ha ido complementando con aportaciones posteriores, que apenas han modificado su perfil inicial, puesto que, a diferencia de lo habitual en las pinacotecas nacionales de otros países, los esfuerzos, más que a completar las faltas, han ido dirigidos a reforzar el núcleo esencial. Es un museo que tiene mucha mas intensidad que cantidad de obras y se percibe a cada paso. 


La galería de obras maestras donde se encuentra El Jardin de las Delicias de el Bosco , entre otras obras de Caravaggio, Tintoretto, , Zurbaran, Rembrandt, etc es el paraíso del arte en si mismo. Nos enamoramos del Museo del Prado realmente y salimos después de muchas horas de caminar por sus pasillos porque era indispensable llegar a las 19 hs a la puerta del Reina Sofía donde nos esperaba un guia personal que habíamos contratado especialmente para que nos hiciera una visita guiada, puesta en contexto histórico referida al Guernica.  De camino casi coriendo comimos unas tapas en el Museo del Jamón que está sobre el Paseo del Prado apurando el paso luego para llegar a tiempo. El guía nos aguardaba en la puerta. 

Se llamaba Jairo Aganzo y si desean su forma de contactarlo no tienen mas que solicitarla. Se los comento porque realmente fue fascinante su trabajo. Aunque uno lea o escuche los relatos de los que vivieron en esos tiempos, aunque uno crea que lo sepa todo, les recomendamos mucho esta forma de visitar el museo. La recorrida por las obras de la colección fue fantástica pero la forma en que llegamos a estar  parados frente a la obra de Picasso fue tan emocionante que brotaron las lágrimas de nuestros ojos. 

Cuando salimos era de noche, y desandamos el camino bajo la luna en cuarto muy creciente. Madrid de noche es una ciudad vivaz y alegre. Caminamos hasta el Callao tomando fotos de los mismos lugares y monumentos que a la mañana pero iluminados. Parecía que había pasado una vida y en realidad llevábamos diez horas andando. En ella recorrimos la historia y el arte de varios siglos. Era una noche de verano y el gentío iba y venía por las calles del centro. Cenamos y nos fuimos a dormir porque al otro día emprenderíamos la ruta hacia el norte camino al País Vasco...pero eso forma parte de otra historia!



lunes, mayo 08, 2017

Una semana en Salvador de Bahía

"Eu sou a chuva que lança a areia do Saara
Sobre os automóveis de Roma
Eu sou a sereia que dança
A destemida Iara
Água e folha da Amazônia
Eu sou a sombra da voz da matriarca da Roma Negra

(...)Quem não rezou a novena de Dona Canô
Quem não seguiu o mendigo Joãozinho Beija-Flor
Quem não amou a elegância sutil de Bobô
Quem não é Recôncavo e nem pode ser reconvexo."
Reconvexo ( Caetano Veloso)

Nuestros lectores saben que conocimos Salvador en Agosto de 2016 en un viaje de pocos días y quedó pendiente el regreso que concretamos en marzo de 2017 con una visita que combinaba unos días en el Morro de Sao Paulo y una semana en esta ciudad tan especial. 
Salvador nos enamoró el primer día que la conocimos bajo una lluvia torrencial mientras recorríamos el Pelourinho. Quienes gusten pueden leer las crónicas de aquel día haciendo click aquí (parte1) o 
aquí  nuestros paseo por el Mercado Modelo o nuestra escapada a Praia do Forte aquí o en en la última parte donde describimos nuestra visita a Bonfin y a la playa de Ribeira aquí.

De todos modos haré un resumen de los lugares imperdibles de Salvador en esta crónica. 
Entre ellos se encuentra la Playa de Barra la mas popular y también mas famosa de la ciudad. Nosotros en ambas visitas elegimos alojarnos frente a la playa del puerto de Barra en el Grande Hotel da Barra. La zona es muy segura ( en cualquier caso si uno se mueve por los circuitos turísticos no hay problemas de inseguridad mas que los comunes a cualquier gran metropoli) . 

Además en aquella playa tenemos contamos con el servicial Claudio un muchacho que trabaja allí y ofrece reposeras, bebidas con heladera de telgopor incluida, comida y todo lo que se te ocurra que puedas necesitar. Pegó onda con Wally especialmente desde la primera visita así que pueden buscarlo de parte de él! 
Nuestra primera meta cuando arribamos pasado el mediodía al aeropuerto en un vuelo directo desde Buenos Aires de Aerolíneas Argentinas era ir lo antes posible a la praia da Barra. Así que luego de que el transfer de Salvador Receptivo  nos dejara en el hotel ( veníamos del Morro de Sao Pablo desde la Terminal Marítima) cruzamos la calle hasta la escalinata en busca de Claudio. Era un bellísima tarde de verano y luego del caluroso saludo a nuestro amigo allí nos instalamos a disfrutar del mar y de lo que sería un fantástico atardecer con la puesta del sol en el mar. 

Las idea era conocer algunos de los lugares que nos quedaron pendientes y volver a donde teníamos amigos. Así fue que al día siguiente, un día sábado tomamos un taxi en la puerta del hotel para ir a retirar el auto a la zona de Ondina. El chofer era muy amable como prácticamente todos los soteropolitanos y cuando le pregunté en que lugar de Rio Vermelho estaba exactamente la Casa de Lemanjá nos llevó hasta el lugar y nos esperó para que la visitáramos y tomemos unas fotos. 
Cada 2 de febrero, las playas de Rio Vermelho, en Salvador de Bahía, se visten de fiesta. Allí se congregan miles de bahianos y otros tantos forasteros y curiosos a celebrar el 
día de Iemanjá, diosa del mar y madre de casi todos los Dioses del panteón yoruba.

La Reina del Mar viste de suaves azules, celestes y blancos. Tiene grandes pechos, como símbolo de la maternidad, y su nombre significa “gran madre cuyos hijos son los peces”. Le gusta el maíz blanco, el aceite de dendê, la cebolla y el camarón. Ella es dueña de todos los frutos y riquezas del fondo del océano. Rige las aguas, decide sobre la vida de pescadores y navegantes. Todos buscan su ayuda, todos le piden favores, todos le obedecen.

Las mujeres de los hombres de mar le llevan cartas solicitando protección para sus maridos, otros le ruegan por el amor perdido o la salud de un ser querido; pero si las cartas vuelven a la costa significa que la diosa las rechazó. Los marineros le temen y la desean, y dicen que los valientes que perecen en el océano se van a dormir a su lado, para siempre, allí en el fondo del mar.

Los esclavos africanos, al verse obligados a convertirse ante la religión católica, siguieron las prácticas del sincretismo y se sincretizó a Iemanjá con la Virgen María bajo su advocación de Stella Maris, patrona de los navegantes, marineros y pescadores. 
El lugar es sencillo, pequeño y luminoso. Las imágenes son bellas y delicadas. Y en la pared están escritas las palabras referidas a la protección y al agradecimiento. Fue un un momento muy emotivo. A mi personalmente el mar me conmueve y esta imagen me llega al corazón. Cuando salimos el taxi nos estaba esperando el la Iglesia de Santa Ana que está a pocos pasos y seguimos viaje.



Retiramos el auto y repetimos el ritual de aquel primer viaje de ir a las playas de la bahía profunda a nuestra amada Ribeira y por supuesto visitar al Bar Da Vitrola. A pesar que no todos los que trabajaban allí eran los mismos nos atendieron muy bien y ese fin de semana Nancy nuestra amiga no estaría en Salvador por lo cual le dejamos nuestro cariños y recuerdo. Comimos exquisitos pittingos y camaraos, el cielo dibujó cientos de óleos y escuchamos vinilos de Gal Costa y Caetano. El mar tenía muchas algas nunca nos había sucedido, eran verdes pero resultaron molestas. De cualquier modo esa playa con los morros alrededor, la vista de Isla do Frades y la suave colina donde se desprende la figura de Nuestro Señor de Bonfin la hace única. 





El atardecer decidimos verlo desde el Ponte de Humaitá en el Farol de Montserrat una cuestión pendiente de nuestra visita en el invierno anterior. Y no nos defraudó. Había bastante gente tanto de la ciudad como turistas e incluso una pareja de novios tomándose fotografías. 

Hicimos nuestras poses imitándolos y mientras Juli nos tomaba la foto Wally me propuso casamiento aunque no lo crean...por tercera vez!!  En la puerta de un lugar antiguo unas señoras mayores estaban sentadas en la vereda y muy bien arregladas. Wally se sentó a conversar con ellas. Eran hijas de inmigrantes de países nórdicos europeos. Desde allí se puede observar la silueta de la ciudad de Salvador debido a la forma de la bahía y cuando se empiezan a encender las luces es un espectáculo aparte. Nos sentamos un rato a disfrutar del aquel momento. En medio del mar, en la Bahía de todos los Santos un crucero de enormes dimensiones atravesaba la bahía en dirección al mar, los barcos pesqueros de distintos tamaños también comenzaban a encender sus luces y las construcciones del antiguo farol y de la Iglesia de Montserrat encendieron sus colores con la iluminación nocturna. Dejamos un grafitti en una pared para tal fin. Wally sacaba muchas fotos con la reflex hasta que llegó la noche y partimos. El Farol de Montserrat es un lugar muy afecto a nosotros y creo no equivocarme si digo que también para los bahianos que concurren a disfrutar del espectáculo del atardecer. 

Esa noche volvimos al hotel y cenamos en un restaurante de Barra que nos gusta mucho y se llama Portal do Mar sobre la Avenida Sete de Setembro frente al mar. 



El domingo arrancamos temprano y nos fuimos a la Iglesia de Bonfim, yo iba con la ilusión de encontrarme a Solange , una bahiana que conocí en el viaje anterior y con la que perdí contacto. Pero no la encontré. Las calles del barrio de Bonfim son muy particulares en su arquitectura por la clara influencia portuguesa. 
Nos sorprendió la multitud de gente que llegaba al templo Nuestro Señor de Bonfim el de las famosas cintitas. La misa esta dándola el sacerdote desde las escalinatas hacia la plaza que estaba colmada y adentro también estaba completa. Con dificultad logramos entrar. Nos dimos cuenta que era un domingo de cuaresma y allí encontramos las razones. Al habitual sentir espiritual de aquel lugar se sumaba una devoción mucho mas profunda. Compramos cintas, atamos cada uno la suya, adentro Julian y María del Carmen recibieron la bendición del sacerdote, yo encendí una vela como siempre por la salud de todos los seres que amo y una vez mas la recorrimos  viendo tanta gente unida en la fe y con una alegría única. Se percibe en ese lugar la alegría de quienes tienen fe. Se percibe la libertad de expresarla sin condicionamientos. Se percibe la espiritualidad de Dios o de los Orixas o de quien cada uno crea que fuera.   
Nos fuimos felices nuevamente a Ribeira a disfrutar otro día de playa ya que finalmente estábamos muy cerca. Como un ritual pasamos antes por una distribuidora de la zona a comprar las latas de Skol y el agua mineral para el conductor y quien escribe. De vez en cuanto Wally y Mari nos convidan con alguna.....;) El atardecer fue bellísimo y sereno. 
A la noche nos fuimos con el auto al Pelourinho y nos encontramos en el Terreiro de Jesus con un show municipal en plena plaza de samba con unos músicos increíbles. Bailamos y cantamos en medio de la gente. El barrio alto es muy pintoresco pero a la noche cambia y con su iluminación se vuelve un lugar distinto al que se puede disfrutar de otro modo. Nosotros dejamos el auto sobre la calle de la Basílica de San Francisco porque allí hay un cuida coches que conocimos en una circunstancia muy particular. En el viaje anterior Julian había sido interceptado en la plaza frente al elevador de Lacerda por una mujer que dijo poder descontracturar las tensiones pero no termino de ofrecer su servicio cuando tenía a Juli colgado de su espalda. En aquel momento la situación fue tan bizarra que solo de recordarlo no puedo parar de reírme. Pasado unos días subimos al barrio alto y cuando fuimos a dejar el auto sobre esa calle estaba ella con su esposo que era quien cuidaba los autos y por supuesto nos reconocimos. En esta oportunidad dejamos el auto y preguntamos por este muchacho que recordó todo y nos contó que había fiesta y música en vivo y allí fuimos. 
La felicidad se llama bailar samba en el Peló como lo llaman sus habitantes al menos yo lo recuerdo aún como un momento soñado.  






Al otro día tomaríamos la ruta hacia el norte pero previamente hicimos algunas compras y subimos al Pelourinho para comprar unos instrumentos de percusión. Trajimos un repique, y dos elementos de percusión de Filhos de Gandhi que yo admiro mucho. Luego arrancamos por la costa  para conocer la playa de Itapua, importalizada por canciones como Tarde en Itapua de Vinicius de Moraes y Toquinho.  Itapuã es una playa mítica de Salvador de Bahía, una de las últimas antes de salir del perímetro de la ciudad hacia Lauro de Freitas, y que es famosa por haber sido el gran reducto bohemio de los 70. A ella le cantaron Vinicius de Moraes y el gran cantautor bahiano Dorival Caymmi, también la homenajeó Caetano Veloso en su preciosa canción Itapuã cuya letra dice: “Ella fue mi guía cuando yo era alegre y joven”.
La playa de Itapuã es una playa de aguas calmas y cálidas, coronada por arrecifes que mantienen las olas bajas y el agua tranquila. Ideal para bañarse sin esfuerzo, sin tener que luchar contra las olas o corrientes furiosas.  Es una delicia quedarse tomando unas cervezas heladas con amigos hasta el atardecer en algún bar 
Esta playa se caracteriza, además, por sus formaciones rocosas que, cuando la marea baja, se convierten en piscinas naturales perfectas para bañarse sin riesgos y con unas arenas muy blancas y limpias. Lo de sin riesgos es una forma de decir. Fuimos con Wally nadando hasta unas rocas rodeadas de arrecifes que había que sortear para treparlas. Yo desistí cuando me sumergí y vi semejante barrera porque noté que pinchaba. Pero Wally lo hizo y estuvo semanas sacandose pequeñas espinas tipo agujas que suponemos son tentáculos de algo de su talón. 

No siendo ese detalle la playa resultó maravillosa, comimos rico y tomamos algunas caipirinhas. Escuchamos un poco de música en vivo al atardecer en el bar Boteco da Torre. Luego nos cruzamos a la Plaza Dorival Caymmi quien se destacó musicalmente tanto por desarrollar un estilo propio, como por ser autor de varias canciones clásicas dentro del ámbito de la música popular. Su estilo sencillo, fuertemente influenciado por el peculiar entorno pesquero de Bahía y su cotidianeidad, ha quedado plasmado en composiciones tales como Promessa de Pescador y O Vento. Sus sambas se han convertido, con el tiempo, en estándares de la música popular brasileña. Tal es el caso, por ejemplo, de composiciones como O samba da minha terra.

João Gilberto y Tom Jobim lo consideraron precursor directo de la bossa nova. Jobim, en particular, señaló especialmente como moderna la manera de tocar la guitarra de Caymmi.
Entre los varios músicos fuertemente influenciados por Dorival Caymmi se encuentran también Caetano Veloso y Gilberto Gil. Este último le dedicó Buda Nagô, canción que grabó en el año 1991.
Le pedí a Juli que me tomara una foto con un monumento que lo recuerda y luego visitamos la Iglesia Nuestra Señora de la Concepción de Itapúa. 

Volvimos a Salvador para salir a cenar y esa noche elegimos el Shopping de Barra y el restaurante italiano Oliva y fue un acierto, un tenedor libre de pizza y pasta que las cocinan a la vista. Cuando entramos al Shopping estaba una editorial presentando unos libros así que nos quedamos un rato tomando un champagne y me compré un libre de arte "Agua, reflexo na arte da Bahía" de Matilde Matos que guardo como un tesoro y me amplio el panorama del arte plástico de Brasil. 
Jeiki (el trapito que corre) 
Nuestro último día en Salvador fuimos de compras al Mercado Modelo con la intención de encontrar a Pedro, nuestro vendedor favorito. Quienes deseen saber quien es Pedro deberán remitir a las notas de nuestra visita a Salvador que linkié mas arriba. Hacía meses que soñabamos y nos divertíamos con el encuentro. Apenas llegamos con el auto al mercado vimos que no era como en invierno que pudimos estacionar en la puerta sino que un muchacho nos guió hasta donde podríamos dejar el auto en medio del tráfico convulsionado de la zona. 


Pedro y Wally
Realmente fue insólito, el chico corría literalmente adelante de nuestro auto y despejaba el camino por aproximadamente dos o tres cuadras en medio de todo ese caos. No había autobus enorme o auto que se le resistiera. Así llegamos a un lugar donde estacionar en una calle céntrica. Fue una escena de esas que solo se viven en una pelicula de Fellini o en Salvador de Bahía. Nuestra meta antes de entrar a comprar a los puestos del mercado era localizar a Pedro. Finalmente lo logramos. En verano no les permiten vender dentro del establecimiento así que charlamos afuera.
 Le compramos un nuevo collar con el dije de un birambao como el que llevaba del año anterior y nos sacamos fotos. 

Luego entramos al Mercado Modelo a comprar algunas cosas, entre ellas un pareo que había visto enfrente de la Iglesia de Bonfim y lo dejé para otro momento. En ningún puesto estaba el pareo de Olodúm que había elegido así que nos fuimos hasta Bonfim y lo compré allí. Llevábamos diez días entre nuestra estancia en el Morro y la semana en Salvador,  realmente nunca dejamos de ir a la playa por ello es que dejamos para último momento estas compras. 
Si en Agosto el clima no fue muy bueno este marzo lo compensó con creces. 


Era casi mediodía y elegimos almorzar al restaurante del  Yatch Club Da Bahía que estaba siguiendo un camino se subida frente al hotel que bordea el mar. Una panorámica del Porto de Barra y de la Bahía increíble nos acompaño en la empinada calle. Paramos a tomarnos fotos y realmente todo era una postal. Se llama Veleiro una  cocina de alta calidad y excelente servicio con una vista privilegiada de la Bahía de Todos los Santos a cargo del chef Fernando Cerqueira. 

Pedimos una entrada que no recuerdo el nombre pero traia distintos tentenpies y panes exquisitos. Bebimos caipirinhas de aperitivo y luego elegimos dos platos: un risoto de frutos de mar y salmón en una puré dulce no recuerdo exactamente los ingredientes pero era exquisito. 
Desde allí regresamos el camino hasta la playa. Era un día muy caluroso, había que entrar al mar bastante seguido , corrieron las cervezas que Claudio nos reponía en la heladerita. Reflexionábamos acerca de los chicos que jugaban fútbol en la playa y en todos los casos sin excepción, lo hacían con técnica y buen pié. Lástima que los argentinos no tenemos ya potreros y los pibes no juegan al fútbol por diversión sino desde pequeños en clubes fichados.  Era el comienzo del fin de nuestro ansiado regreso a Salvador. Aquella tarde fue el preludio del final mas hermoso del mundo. Nunca me había sucedido lo que voy relatarles. El atardecer en la playa de Barra siempre es un espectáculo pero aquella tarde en que se despedía también el verano del Hemisferio Sur fue apoteótico. Wally nado hasta algunas embarcaciones  donde haciendo la plancha se quedó mirando la puesta del sol. Julian y yo disparábamos las fotos sin parar hasta que decidimos mirarlo solo con nuestro propios ojos. La playa estaba llena de gente. En el instante último en que se perdió completamente dentro del horizonte toda la playa estalló en aplausos. Aún hoy lo recuerdo y la piel se me eriza. Cuando uno ansía mucho algo , cuando sueña denodadamente el universo conspira a nuestro favor. Valió la pena la espera de los largos nueve meses desde el viaje anterior cuando nos vinimos llenos de saudades. Nos quedamos en la playa cuando la noche ya estaba consumada. No queríamos irnos, creo que hubieramos detenido el timpo allí. Pero la vida sigue....y sabemos que vamos a volver porque no hay dos sin tres y porque uno siempre regresa a los lugares donde ha sido inmensamente feliz. 


Atardecer en el Porto da Barra 21 de marzo de 2017
Marzo de 2017
En Salvador de Bahía nos alojamos en el Grande Hotel Da Barra
Comimos en los siguientes restaurantes: 
Oliva 
Veleiro 
Portal do Mar 
Volamos por Aerolineas Argentinas 
Salvador Receptivo fue nuestro transfer 
Visitamos las playas de Itapua, Ribeira, Barra y Rio Vermelho
Atracciones mas importantes: Pelourinho ( de día y de noche) Mercado  Modelo, Iglesia de Nuestro Señor de Bonfim, Elevador de Lacerda y el Farol de Montserrat. 

 Gracias a todos!!