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miércoles, mayo 24, 2017

Mis ocho apellidos vascos: a Guipuzcoa!

¿Por qué hay gente que se cambia de país? ¿Qué la empuja a desarraigarse y dejar todo lo que ha conocido por un desconocido más allá del horizonte? ¿Qué le hace estar dispuesta a escalar semejante Everest de formalidades que le hace sentirse como un mendigo? ¿Por qué de repente se atreve a entrar en una jungla foránea donde todo es nuevo, extraño y complicado? La respuesta es la misma en todo el mundo: la gente se cambia de país con la esperanza de encontrar una vida mejor.
Yann Martel


El domingo temprano en Madrid tomamos el metro hasta la estación de Aluche para tomar nuestro auto que estaba allí estacionado desde el viernes detrás de la estación de servicio. Como cada domingo allí se instala un mercado popular donde aprovechamos a compra algunas prendas realmente económicas y nuevamente arriba del auto nos dirigimos a nuestro próximo destino que sería muy especial.
Tal vez sería bueno que lean mi post acerca de mi abuela nacida en un pueblo cercano a San Sebastián por les interesa antes o después de leer este post les dejó aquí el link.

Emprendimos la ruta hacia el norte con mucho entusiasmo. Era un 28 de junio, la fecha no la olvidaré jamás.
Las autopistas españolas son fantásticas, van sorteando con túneles las escarpadas montañas de piedra de los Pirineos y durante un largo tramo la vegetación era escasa y séca, piedra, pastos amarillos, y las ondulaciones. 



Cuando llevábamos unas horas de camino entramos a un túnel bastante largo dentro de la montaña y al salir de él todo cambió. Los verdes fértiles dominaban las sierras, todo se volvió un vergel ante nuestra atónita mirada y allí un cartel anunciaba la distancia hasta San Sebastián la amada tierra de  Guipuzcoa de mi abuela.


 Llevaba en mi mano una libreta donde había anotado el camino para llegar a Amezketa su pueblo natal porque los nombres en euskera eran realmente difíciles. Estaba por cumplir un sueño que me llevó años de búsqueda (eso lo pueden leer en la nota que les mencioné mas arriba)  y conllevaba el deseo de mi madre de toda su vida que era conocer el lugar donde nació su madre.  Como era previsible apenas salimos del camino a pesar de ser el correcto nos perdimos y subimos hasta un pueblo a lo mas alto de la sierra. Todo reverdecía luminoso.  Las cabras echadas sobre los pastos, los caminos arbolados, los caseríos alejados uno de los otros, las granjas....desandamos el camino de la montaña y al bajar tomamos la calle que correspondía. Respecto al entorno, en el paisaje sobresale la característica figura del monte Txindoki  también llamado el Cervino vasco, que muestra todo su esplendor a cuantos visitan el pueblo. Los amantes de la montaña tienen la oportunidad de realizar diversas rutas por esta serranía. 


Como les dije era día domingo y la hora de la siesta por lo cual no había un alma a la vista. El calor se sentía con intensidad bajo el sol. Logramos llegar al pueblo. Una rotonda anunciaba la bienvenida a Amezketa. 
Allí bajé para que Wally me tomara una foto y sentí el pecho oprimido por una emoción muy extraña, una mezlca de alegría y exaltación con melancolía. 

Amezketa es una ciudad a la que entramos y nos dirigimos al centro histórico, allí vimos a una joven jugando con sus hijos con bombitas de agua seguramente para calmar la calurosa tarde. Fue muy amable, se nombre era Alaitz y nos ayudó a encontrar el camino hacia la iglesia de San Bartolomé donde había sido bautizada mi abuela. También vino su esposo que no hablaba español pero también fue muy amable. Ella me contactó con su tía Rosa que era quien  se ocupaba de abrir y llevar las cuestiones de la parroquia y le envió un mensaje avisándole que estábamos yendo para allá. Nos dijo que vivía justo al lado.


Yo había visto la antigua iglesia muchas veces en internet, incluso en una foto muy antigua en blanco y negro y sabia que tenia una escalinata y se elevaba sobre el paisaje. Apenas llegamos la reconocí. Bajamos del auto y unos minutos después mientras tomábamos fotos de la antigua parroquia llegó la señora y trajo la llave para abrir las enormes puertas de madera. Wally estaba muy sorprendido por el tamaño de la llave y yo seguía con la opresión en el pecho, cuando abrió las puertas y vi el altar se descomprimió mi pecho con un llanto largo y profundo que apaciguó mi emoción. Inmediatamente miré a la pila bautismal donde seguramente la habrían bendecido.  


Debo decir que siempre que mi abuela me hablaba de su pueblo y de los caseríos mi imaginación me llevó a creer que sería muy pequeña aquella iglesia. Sin embargo, era realmente imponente y su tallado en madera una joya del arte del tallado. 
Me llamó poderosamente la atención pasada la emoción inicial lo que llaman "agizaiola" porque jamás lo había visto. La iglesia que data de tiempos medievales originalmente era un cementerio donde se enterraban las familias de los alrededores obviamente de cierta jerarquía. Durante la misa mayor de los domingos y días festivos a lo largo del año siguiente al fallecimiento de un familiar, se coloca una pieza de tela negra con una cruz blanca sobre la sepultura correspondiente a dicha familia en la nave central de la iglesia. Sobre ella se sitúa una "argizaiola"


con su vela enrollada o, simplemente, la vela enrollada ("cerilla"), que se mantiene encendida durante toda la ceremonia. El uso de las "argizaiolas" ha quedado casi extinguido, siendo Amezketa una de las pocas iglesias (si no la única) de Euskal Herria en la que aún se utilizan. Su uso se extiende a todos los domingos del año pero, especialmente, a dos ocasiones: las celebraciones del Día de Todos los Santos (1 de noviembre) y el Día de los Fieles Difuntos (2 de noviembre). La "argizaiola" es una tabla con forma antropomorfa (se intuyen la cabeza, brazos y piernas) , con figuras labradas, sobre la que se enrolla una mecha larga de cera, que se enciende y que se va desenrollando a medida que se va consumiendo la cera de la parte superior. Es su función trasladar el fuego del hogar de los familiares vivos a sus difuntos. Frente a ella y de espaldas al altar hay una pequeña silla. 


Mientras nos explicaba amablemente todos estos detalles nos invitó a visitar los registros históricos de las fe de bautismos dado que yo no tenía conmigo los datos exactos. Increíblemente los olvidé en Argentina, si bien sabía prácticamente todos los datos la idea era ver bien a que caserío pertenecía mi abuela y ese dato no lo recordaba. Amablemente nos mostró los libros y conversamos un buen rato. Me regaló un libro que leí con esmero llamado Amezketa, largo y tortuoso camino de José María Otermin. 

En la pag. 481 dice "Es de 1897 una de sus obras mas conocidad : RAMUNTCHO. Hay varias menciones a Amezketa en la novela de Pierre Loti . Destaquemos algunas:
"Era aquí, hacía algunos minutos, que su idea de emigrar a América había alejado mucho en su espíritu. ¡ NO! ...Mas bien quedarse en el país, reanudar la vida de otro tiempo, reflexionar y esperar obstinadamente. Por lo demás, ahora que sabe donde está ella, este pueblo de Amezketa, distante unas cinco o seis horas, le obsesiona peligrosamente, él acaricia toda clase de proyectos sacrílegos que, hasta aquel día, apenas si habría osado concebir". 

Y luego describe como era Amezketa en aquellos tiempos, exactamente habla del año en que nació mi abuela y que dos años después emigrarían sus padres con ella y sus hermanas a la Argentina. 

"Si tu supieras lo que es este pequeño convento de Amezketa donde se ha encerrado....Cuatro monjas viejas son su única compañía en una casa desvencijada"

"En el pequeño carruaje , tirado por el famoso caballo tan corredor, Arrozkoa y Ramuntcho van rodando por los caminos umbríos de las montañas hacia el pueblo de Amezketa. Llevan buena marcha; se hunden en el corazón de una gran región de bosques. A medida que pasan las horas , todo se va haciendo mas apacible alrededor, mas apacible y mas salvaje, mas primitivas las aldeas , mas solitario el País Vasco." 

"Con la última claridad del crepúsculo aparece Amezketa. Paran el carruaje en una calle del pueblo, delante de la sidrería. Arrozkoa está impaciente por subir al convento de las monjas, y contrariado de llegar tarde; teme que no quieran abrirles la puerta una vez anochecido. Ramontcho, silencioso, le deja hacer, se abandona a su iniciativa."

Mientras repaso por primera vez los fragmentos de esta novela que menciona el libro imagino aquellos años. Le agrego por supuesto lo que  he averiguado gracias a la gente maravillosa que nos cobijó aquella tarde primero en Amezketa y luego en Abaltzisketa el pueblo vecino, apenas a dos kilómetros de distancia donde nacío mi bisabuelo y donde se casaron los padres de mi abuela. 

Nos despedimos de Rosa  con mucho agradecimiento, a ella y a su sobrina  a quienes interrumpimos la calma del estío de domingo a la tarde con nuestra historia. Los guardo en mi memoria y en mi corazón. Cuando pasamos por el centro histórico y el ayuntamiento una placa recordaba que la abuela de Evita había nacido en Amezketa. Si algo faltaba para nuestro asombro era que mi abuela y la abuela de Eva Perón habían sido vecinas de pueblo. 

Hace un tiempo realicé un video recordando los momento que aquí describo y que tal vez no tengan demasiado interés para el lector pero calculo que la búsqueda de los orígenes es algo que en todos los casos y en todos los tiempos es un derecho de cada ser humano. Quienes gusten pueden visitarlo y ver la bella Amezketa. 








Llegamos a Abaltzisketa y ya había pasado la hora de la siesta y la tarde comenzaba a caer. Por lo cual las calles estaban mas animadas y enseguida conversamos con algunas personas que estaban en un bar. Fueron muy sociables y en unos minutos estábamos con Santos que abrió la iglesia de San Juan Bautista donde se habían casado mis bisabuelos y otro muchacho que lamentablemente no puedo recordar su nombre pero que también llamó a su sobrina Arantxa quien amablemente nos abrió también el cementerio.  nos contaron sus historias. Cada minuto fue enriquecedor. 
Abaltzisketa se sitúa en las estribaciones de la Sierra de Aralar a los pies del monte Txindoki ( muy concurrido por quienes gustan del trekking de montaña)  que además marca el punto más elevado de su término municipal. Nacen en sus laderas pequeños arroyos que bajan las laderas del macizo, y estos desaguan en los ríos Amézqueta y Zaldivia; todos estos, afluentes del Amundarain. La mayor parte del municipio es ocupado por bosques.

El pueblo de Abaltzisqueta se encuentra en un collado a 370 metros de altitud que domina el valle de Amézqueta y también se asoma al del río Oria. Le separan 39 km de la capital provincial, San Sebastián y 14 km de la capital comarcal, Tolosa. 
El pueblo es bellísimo y además tiene una vista privilegiada a las sierras y las pequeñas extensiones de campiña. 

El vínculo afectivo que generamos en el lugar habla a las claras de cuanta memoria tienen nuestros genes.
 Nos contaban que en los tiempos en que mis bisabuelos emigraron había una pobreza tremenda. Y las familias con muchos hijos como habitualmente se tenían en aquellos tiempos no tenía como alimentarlos. Supe luego gracias a Arantxa cual era el caserío de los Irazusta ya que cuando regresé a Buenos Aires conectada con ella por email recibí la foto que tomó desde lejos. Hoy es una de las casas mas importantes tiene hasta piscina y por lo que ella averiguó en aquellos tiempos cuando nació mi abuela eran inquilinos y por supuesto de un casa mucho mas humilde. 

Hoy el mundo se debate en un problema migratorio tan o mas grave que hace unos siglos atrás. Migrantes que sufren escapando de la pobreza, de la guerra, del horror. Muchas veces discriminados por quienes son hijos o nietos de inmigrantes. Deberíamos buscar nuestras raíces en un verdadero trabajo introspectivo donde la memoria no se nos escape. Porque como dice la canción de Gieco "todo esta guardado en la memoria" y reconocerlo nos hará seres humanos mas valiosos. 






Nada nos hubiera gustado mas que hacer noche allí pero al día siguiente despegaba nuestro avión desde Bilbao hasta Lisboa. Cuando armamos la hoja de ruta de este viaje dudé mucho en rentar un lugar para pasar la noche por allí pero luego decidimos que pasar el día sería suficiente. Cuanto nos arrepentimos! La vida nos dará revancha y volveremos a aquellos lugares donde el paisaje nos recuerda a los de Heidi y aún los pastores dominan las montañas solo con caballos . Subiremos al monte y visitaremos la ermita de San Martín. Por lo pronto, mi abuela Ramona ha caminado con mis pasos por los lugares donde sus padres le dieron la vida y se conocieron. He cumplido el sueño de mi madre. Y desde el cielo ambas sonrieron entre ellas. 


Mientras tanto les dejo otro video que está muy poco editado y tiene historias que vivieron otros inmigrantes, también un detalle de como se vive allí y anécdotas deliciosas e interesantes del lugar y de los acontecimientos que fueron sucediendo a lo largo de los años por aquellos lugares.