
Los otros días , bajo el gris y frío aspecto que lucía la ciudad de Buenos Aires, acompañé a mi hijo menor al médico. El consultorio según rezaba en la cartilla quedaba en la calle Av de Mayo al 1200. Fuimos en el subte y bajamos en la estación homónima. Llegamos unos quince minutos antes y para hacer tiempo se me ocurrió mirar hacia el lado del Congreso buscando un edificio alto que alguna vez había tenido que investigar a raíz de una nota periodística hacía ya bastantes años.

El primer "rascacielos" de nuestra ciudad fue financiado por el empresario italiano Luis Barolo, se inauguró en 1922 y durante trece años fue el edificio más alto de Buenos Aires, hasta la construcción del Kavanagh en 1935.

El Palacio Barolo conserva en funcionamiento sus once ascensores, diseñados especialmente, y también su faro de 300 mil bujías en la cúpula, que sigue encendiéndose en ocasiones especiales (en 1923 anunció a la ciudad el resultado de la histórica pelea de boxeo entre Firpo y Dempsey), y su luz se alcanza a divisar desde Uruguay. A propósito, allí tambien hay una réplica del mismo que se contruyó con el nombre de Salvo.

Recorrimos con Luis, los primeros pisos por escalera y luego subimos por el ascensor que nos llevó hasta el piso 14 donde tomamos las escaleras para continuar. La vista de la ciudad que teníamos de las ventanas que aparecían en las curvas de las escaleras era increíble. Ya en el piso 16 nos cruzamos con oficinas que, dicen, tienen vistas privilegiadas a través de enormes ventanales de la ciudad. Un ascensor mas pequeño lleva hasta la cúpula-faro.



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