Mostrando las entradas con la etiqueta Restaurantes. Mostrar todas las entradas
Mostrando las entradas con la etiqueta Restaurantes. Mostrar todas las entradas

lunes, mayo 01, 2006

China Town


Todos saben que en estos tiempos casi no salgo de casa ya que me encuentro cuidando a mi madre que padece una enfermedad grave. Pero una vez a la semana mi hermano Nestor se ofrece a quedarse con ella para que Walter y yo salgamos un rato.
El viernes santo fue una tarde de esas. Almorzamos en el Barrio Chino, en la zona de Belgrano. Walter me invitó a un lugar llamado Palitos donde me dijo se comía el mejor Pato de Buenos Aires según le recomendaran.

Un lugar cálida y orientalmente decorado. Atendido por jóvenes muy poco atentos pero la calidad de su comida hizo que uno obviara el detalle. En la semana con un menú ejecutivo muy accesible. En fin de semana, un promedio de 25 pesos el cubierto sin postre y con un vino del estilo de Lopez. Pedimos Pato en cazuela de arroz y verduras agridulces ( sin picante, había con) y Abadejo con salsa agridulce. Las dos cosas increiblemente sabrosas y jugosas. Muy abundantes, muy bien servidos.
. Luego del almuerzo salimos del lugar y por la misma calle Arribeños caminamos para bajar la comida y recorrer este exótico lugar en medio de las calles porteñas.

Caminando por el Barrio Chino


En la puerta de un super chino compramos unos bocaditos dulces que hacían en una especie de chapa o plancha de metal con una masa parecida a la de los panqueques o de los wafles. Ademas estaban rellenos de crema pastelera. Luego entramos al supermercado chino que nos sorprendió.
Frutas exóticas, te de todos los colores ( verde, rojo,negro, etc) variedad de verduras y algas. Todo tipo de granos de arroz. Mucha gente caminando y comprando que no tenía rasgos orientales pero conocía los productos y seguramente la forma de cocinarlos.


Nos encontramos con una realidad distinta a la que estamos acostumbrados y eso que nosotros practicamos una religion oriental hace muchísimos años y convivimos de cerca con personas que cocinan distinto, la mayoría de ellas japonesas. Pero igualmente esto era diferente en su mayoría.
Una tarde distinta, la hora de regresar a casa y pensar en las Pascuas que se vendrían el domingo y la forma de seguir la vida cuando la realidad es muy dificil y todo el tiempo es un nuevo desafío.

viernes, octubre 21, 2005

El bodegon


En la recorrida de búsqueda de bodegones, Walter se llevó esta semana el primer galardon. En la calle Castro Barros apenas cruzando la Avenida San Juan un reducto del barrio de Boedo, con mesas en la vereda, manteles rojos y una atención impecable.
Compartimos de entrada una tortilla a la española que se dejó disfrutar con sus rodajas de cantimpalo y cebollas. Luego compartimos platos.
Las mujeres una suprema rellena ( exquisita) con fritas y los hombres unos calamares a la leonesa increíbles. De postre Don Pedro y Helado con charlotte.
Elegimos vino de bodegón: Vasco Viejo de la Bodega Lopez. La diet para Juli y la lindisima sobremesa en la vereda sentados en una noche de luna llena y casi treinta grados en primavera. ¿Qué mas se puede pedir?

martes, octubre 11, 2005

Desafío


Esta vez le tocaba a Juli. Pero como no hizo la tarea al pie de la letra cuando sugirió un lugar por la zona de Caballito recibió la negativa de Mari que se había vestido para salir como corresponde a un sábado a la noche. Fue entonces cuando seguimos su sugerencia de ir a la zona de Palermo Hollywood....
Luego de dar cincuenta mil vueltas buscando un lugar que Walter recordaba logramos encontrarlo. Mientras ellos estacionaban la camioneta nosotras entramos al lugar y nos estaban preparando una mesa. Comence a ver que solo había parrilla y como se imaginan , despues del asado del mediodía no tenía la menor intención de repetir el menú. Es mas, mi intención era algo lo mas liviano posible. Mucho bullicio, poca onda, mucho asado. Nos fuimos y dejamos al mozo que nos estaba preparando alguna mesa que se desocupaba en minutos sin avisar. Caminamos por esa cuadra. En la esquina había un restaurante chiquito en el que solo servían pescados y mariscos. Mari no tenía ganas de comer bichos de mar por lo cual seguimos adelante. Unos metros mas y encontramos un lugar bastante agradable. Entramos, nos anotamos para esperar unos minutos nos dijo una amable señorita. Mientras esperamos a Mari le pareció un poco vetusto. Parece un restaurante de viejos, dijo. Y mientras los muchachos esperaban nos acercamos a otro lugar de la misma cuadra que era especialista en comidas del sur argentino.

Vimos la carta, nos tentó la fondeu de queso y calculamos que no sería tan caro. Y lo mas importante de todo. A Mari le gusto!
Compartimos de entrada unos "pinches" de jabalí con una salsa exquisita. Eran realmente escasos pero muy ricos.
El lugar se llamaba Aires de Patagonia o algo por el estilo . Quien haya recorrido el sur encontrará en este lugar una repetición de materiales y objetos de origen austral. Variedad de hongos, cordero, trucha, ciervo, jabalí, etc. Te y vinos de la Patagonia. Mesas muy cercanas entre si y una carta considerablemente picante.
La fondue estaba muy rica. Acompañada por trozos de carne, pan tostado, papas y pikles. La foto artística pertenece a Mari que esa noche no pudo demostrar sus habilidades con la fotografía.
Y para terminar despues de algun café y un te de hierbas exotico del sur que yo tomé por supuesto, la cuenta. He aquí la foto que refleja fielmente la impresión de la misma.
Un rato despues nos reiamos mucho. Al fin de cuentas, una vez puede uno escapar de su presupuesto y vivir una noche diferente.

viernes, septiembre 30, 2005

Pan y Teatro en los suburbios de Boedo


Luego de la noche de Urondo. Con nuestros queridos amigos del alma Juli y Maricarmen nos planteamos el desafío de elegir un lugar cada uno y finalmente, luego de visitar cuatro distintos. Evaluar y elegir el ganador. El que se llevará como premio principal el postre gratis.
La segunda opción me toco a mí. Elegí Pan y Teatro, un reducto particularmente artístico en la esquina de Las Casas e Inclan, a la vuelta del supermercado que se ubica en el legendario terreno del viejo gasómetro del barrio de Boedo.

El lugar es cálido, con verdaderas antiguedades en medio de la decoración como artefactos de cocina y otros artefactos del pasado. Un piano excelentemente
ejecutado durante toda la velada y una atención que deja bastante que desear.
Comimos una picada de fiambres y quesos muy buena y la acompañamos por un Santa Julia Malbec que a Mary y a Juli les pareció poco amable.

De postre algunos helados y zapallos en almibar con crema endulzaron la velada aún mas.
Cualquiera que nos viera podria aconsejarnos que largaramos los postres y no se equivocaría.
De todos modos no tenemos la menor intencion de escuchar sugerencias al respecto.
El segundo vino fue un Norton bivarietal merlot y malbec que conformó esta vez a mis amigos
Lamentablemente no estaba la pequeña Agustina para sacar fotos de la ocasión. Ya que a mí no me miran con tanto agrado. La siguiente foto fue sacada a la moza sin su consentimiento o mas bien suplicando que no lo hicieramos.

Era la noche del día que comienza la primavera , aqui en el Hemisferio Sur. Fue una linda velada el compartirla con amigos y charlar indefinidamente. El lugar esta aprobado. Un poquito mas de esmero y celeridad en la atención y hubiese hecho una noche ideal.

lunes, septiembre 19, 2005

Urondo: me lo recomendó una amiga


Hace un par de días, mi amiga Mari me llamo por teléfono para ir a cenar a un restaurante que había visto varias veces al pasar y frente al cual siempre decía: “tenemos que venir una noche de estas….”. Es un bodegón, me dijo….no se bien la esquina por la zona de Parque Chacabuco, una esquina. No recordaba bien si se encontraba en Estrada o Tejedor o algunas de esas calles.
Quedamos para el siguiente jueves, día en el cual reconfirmamos el hecho. Arreglamos para pasar a buscarlos. Nos confirmaron que estaba en la calle Estrada y Beauchef. Y para mas datos, Julián (su esposo), agregó, cuando pasé esta mañana había un pizarrón bien de bodegón en la puerta que decía los precios. Había comidas desde seis pesos hasta doce o trece.

Unos minutos pasadas las nueve de la noche pasamos a buscarlos, ellos estaban con la pequeña Agustina. Cuando llegamos al restaurante, a simple vista, notamos que de bodegón solo tenia la tiza con la que alguien pudo escribir el pizarrón que también era “paquete”. Se llamaba Urondo. A saber, un poeta santafesino nacido en los años treinta llamado Francisco más conocido como Paco Urondo. .

Al atravesar la puerta nos recibieron muy cordialmente olores a olivas e hierbas. Y apenas nos sentamos cuatro copas de champagne ya que festejaban sus primeros dos años de vida.
Walter nos sugirió sonriente: Y si nos vamos?

Demás está decir que los nombrados seis pesos no eran más que la cuarta parte del valor promedio de los platos y los que aludían en la pizarra no eran otros que los que anunciaban el valor de una copa de vino.
. Eligiendo laboriosamente entre la corta pero exquisitas opciones de la carta logramos ordenar. Un tapeo para cuatro, pan casero regado con un buen malbec como es el La Rosa de Don David, cosecha 2003, nos permitió relajarnos. Luego compartimos solomillo (lomo de cerdo) y arroz a los cuatro quesos. A esa altura además de relajados ya estábamos disfrutando de la excelente cordialidad del lugar. Además Agus no paraba de sacar fotos ( que gentilmente donó a este blog) .
Los postres también los compartimos: natillas catalanas con canela ( increíbles!!) y mil hojas de chocolate y pastelera tan ricos como escasos.

Una experiencia más, digna de conocer. Tal vez una sorpresa en medio de ese barrio. Una grata sorpresa, sobre todo que haya superado ya los dos años. Aunque lo ideal es llegar con los bolsillos preparados. Si eso no ocurre, tal vez cuente con un buen amigo que a la hora de recomendar no se fije en gastos y caiga por sorpresa como nosotros. A propósito, Urondo, el poeta, hablaba en una de sus obras de un bar.
Bar "La Calesita"
Es el fondo de un bar. Es un lugar parecido a una
cueva donde uno se sienta, bebe y ve pasar a
hombres enrarecidos por distintos problemas. Es una
gran linterna mágica.
Es una gruta retirada del mundo que cobija a sus
criaturas. Uno se siente allí ferozmente feliz.
Acaba de aparecer el primer hombre, apenas ha
aprendido a caminar, aún no sabe defenderse.
El hombre sonríe y llora y sigue la fiesta.
Francisco Urondo
Y yo le agregaría. Es también el lugar donde uno puede encontrarse con los amigos y no dejar de soñar.
Las siguientes fotos, tambien fueron sacadas por Agustina:



Hasta la próxima recomendación!