"El amor junta los cetros con los cayados; la grandeza con la bajeza; hace posible lo imposible; iguala diferentes estados y viene a ser poderoso como la muerte." Don Miguel de Cervantes Saavedra
Al mediodía estuvimos en Málaga de paso (y seguramente volveremos) para tomar uno de los caminos de La Mancha de mi admirado Quijote. El destino final era Madrid pero de camino habíamos elegido dos ciudades para conocer: Toledo y Segovia. No nos equivocamos porque no nos defraudaron ni un poquito.
TOLEDO ( a vuelo de pájaro)
Muchas serranías sembradas, y una antigua fortaleza en la cima de un monte. y pasado el mediodía llegamos a Toledo. Dejamos el auto estacionado en la calle exterior donde se encuentra el puente para subir a la ciudad histórica y allí mismo había un local de una señora que vendía tortilla española y algunas otras cosas típicas y aprovechamos a comer algo allí antes de subir a aquella ciudad amurallada. Ya era un espectáculo verla desde abajo. Hacía mucho calor y era la hora de la siesta. Casi no había gente por la calle. Había que subir una cuesta empinada a pie y bajo el implacable sol. Cada tanto un árbol frondoso nos daba su sombra casi como una bendición. La ciudad es tan hermosa que todo vale por caminar por sus callejas entreveradas con cuestas y cuestas y cuestas....
Como todo lo mas bello inexorablemente surge de la mistura. Toledo es conocida como «La ciudad Imperial» por haber sido la sede principal de la corte de Carlos I y también como «la ciudad de las tres culturas», por haber estado poblada durante siglos por cristianos, judíos y musulmanes.
El casco urbano antiguo está recostado en la margen derecha del río Tajo, en una colina de cien metros de altura sobre el mismo, el cual la ciñe por su base, formando un pronunciado meandro conocido como torno del Tajo. El punto que este meandro no cierra es la única entrada natural con que cuenta la ciudad, sobre la que se construyeron las carreteras que enlazan la ciudad con Madrid y Ávila.
Los Reyes Católicos urbanizaron y engrandecieron la ciudad, y en la catedral toledana se proclamó a Juana y Felipe el Hermoso como herederos de la corona castellana en 1502. Activa participación en la unificación del primer estado moderno de Europa tuvieron los nobles castellanos, especialmente la aristocrática familia de los Álvarez de Toledo, cuyo poder aumentó al amparo del poder regio. Isabel la Católica mandó construir en Toledo el monasterio de San Juan de los Reyes para conmemorar la batalla de Toro y ser enterrada allí con su marido, pero tras la reconquista de Granada los Reyes decidieron enterrarse en esta última ciudad, donde sus restos descansan hoy.
Hicimos esa tarde una visita a Toledo que podríamos llamar "a vuelo de pájaro" y les contaré aproximadamente la hoja de ruta a pie.
Entramos caminando por el Puente de San Martín lo cual implica unas vistas sobre el Río Tajo esplendidas. Ingresamos a la ciudad amurallada de Toledo por la Puerta del Cambrón. Tomamos el Pasaje de Recaredo, la Bajada de San Martín ( que sube) y llegamos a la Plaza San Juan de Reyes donde se encuentra el monasterio homónimo que mencioné unos párrafos mas arriba. Continuamos por la calle de los Reyes Católicos y continuamos por la Bajada de los Descalzos ( lo de bajada es un eufemismo) hasta la Plaza del Conde que está a pocos metros de la Iglesia de Santo Tomé donde se encuentra una obra magistral de El Greco. Es "El entierro del conde Orgaz" que se encuentra en la pequeña iglesia que el artista precisamente en el lugar que se encuentra junto al sepulcro del conde que da nombre a la pintura. Rentamos la audio guia y vivimos un momento sublime de comunión con el arte.
Una vez fuera seguimos la empinada cuesta hasta la Iglesia de los Jesuitas en la Plaza Padre Juan de Mariana. Siempre por la calle principal que cruza un entramado de callejuelas de las mas angostas que haya visto. El cielo azul, las fachadas en la gama de los colores tierra, los bares antiguos, todo pintoresco como si la Edad Media por momentos no estuviera tan lejana. Está situada en el punto más alto de la ciudad, así que aprovechamos para disfrutar otra vez de la panorámica que ofrecen los apretados tejados de Toledo desde sus torres. Mirando hacia el sur, en los vergeles altos del río Tajo, vemos las mansiones de los Cigarrales, las antiguas fincas de recreo de la burguesía toledana, muchas de las cuales se han reconvertido en la actualidad en alojamientos de lujo. Y emprendimos el regreso, por momentos entrabamos por las pequeñas calles, compramos una bebida fresca para hidratarnos y tomar cuesta abajo el regreso que no era tan largo. Aproximadamente dos kilometros siguiendo la calle principal pero subiendo al rayo del sol toledano fue bravo.
El entierro del señor de Orgaz, popularmente llamado El entierro del conde de Orgaz, es un óleo sobre lienzo de 4,80 x 3,60 metros, pintado en estilo manierista por el Greco entre los años 1586 y 1588.
Está considerada una de las mejores y más admiradas obras del autor.
El cuadro representa el milagro en el que, según la tradición, san Esteban y san Agustín bajaron del Cielo para personalmente enterrar a Gonzalo Ruiz de Toledo, señor de la villa de Orgaz, en la iglesia de Santo Tomé, como premio por una vida ejemplar de devoción a los santos, su humildad y las obras de caridad llevadas a cabo.
El Greco aceptó el encargo de realizar la obra en 1586, algo más de dos siglos y medio después de los hechos que en ella representó. Recibió detalladas directrices sobre cómo debía aparecer el milagro de la zona inferior del lienzo, pero una vaga descripción de la zona de la Gloria. El pintor cretense incorporaría a la zona superior la representación del Juicio y la aceptación en el Cielo del alma del señor de Orgaz. También cargaría a la escena del entierro de un aire de actualidad, retratando a varones de su tiempo con ropajes del siglo XVI y situando los hechos en un oficio de difuntos con las características de la época.
Traducción de la firma: “Dominico Theotocopuli, 1578” (fecha de nacimiento del hijo del Greco, no del inicio de la obra).
Algunos autores la han definido como “no sólo es la obra cumbre del Greco, sino la obra maestra de toda la pintura”.
El Greco lo pinta en plena madurez artística.
El cuadro tiene influencias de la pintura italiana de los juicios finales, de los Santos Entierros de Cristo de Tiziano. Y también influencias de los pensamientos de la época sobre la construcción visionaria e idealizada de la gloria celeste desde lo alto.
El Greco incluye personajes en tamaño real en el cuadro, cuadros dentro del cuadro —el martirio de San Esteban y los santos de la capa pluviales del obispo y el párroco—.
El lienzo planteaba no pocos problemas, incluso a pesar de las medidas que finalmente tuvo y que no fueron escasas y que supusieron un desafío para su autor. El tamaño y las dificultades que comportaba la realización de semejante lienzo, así como la brillante manera que demostró el Greco a la hora de resolverlas, por no hablar del prestigio que poseía entonces.
Es curioso como El Greco también pinta al señor de Orgaz con armadura lujosa, no humildemente envuelto en una mortaja o un hábito de mendicante, como era en realidad.
También es curioso, como consecuencia del manierismo, que no existe profundidad en la escena, por lo que no observamos ni suelo, ni fondo, ni casi podemos afirmar que la escena se representa al aire libre o en el interior de una cripta.
La luz existe casi exclusivamente en la parte superior. En la inferior, la luz proviene de las vestiduras.
Seguimos viaje a Segovia para hacer otro recorrido " a vuelo de pájaro" y luego recalar en Madrid ya de noche para alojarnos visitar la ciudad. Pasando por la Madrid ( Tomando una via de Circunvalación sin ingresar a la ciudad) alrededor de las 18 hs estaríamos arribando a Segovia. Nos esperaba un atardecer en la ruta manchega y mucho por ver aquel día que empezó muy temprano cuando salimos de Granada. El final de la jornada continuará!
No hay comentarios.:
Publicar un comentario
Escribí tu opinión, mensaje o lo que tengas ganas....gracias!