No es necesario que aclare, lo rápido que resulta en esta ciudad congestionada de tránsito salir en la Revel. Fuimos hacia la Costanera Sur, simplemente porque tenía antojo de ver el río en la tarde soleada. .
Desde allí bordeamos la ciudad de Buenos Aires hasta salir por General Paz y Libertador al barrio de Vicente Lopez y apenas unas cuadras despues entramos en el Paseo de Costa de esa ciudad.
Apenas entramos la enorme ¿escultura? ¿monumento? de Telefónica se erigió frente a nosotros.
Miles de chicos se veían sobre las playitas disfrutando del final de su día. Futbol, música, mate, no tanto alcohol.
Tal vez la mayoría pertenecientes a la escasa clase media.
Mucho auto tuneado. Mucho auto raro. Mucho auto caro. Walter aceptó ser mi modelo y poso frente a cuanta cosa me llamó la atención.
En algunos casos, también colaboró siguiendo algunos que no estando estacionados llamaban mi atención.
Como esté Citroën verde fluorescente que encandilaba los ojos y sorprendía en su andar.
Cuando de motos se trataba, allí estaba Walter mirando y admirando cuidadosamente cada una que lo seducía.
Nos quedamos un rato escuchando una banda de rock que sonaba muy bien.
El municipio de Vicente López había organizado una movida con excelente sonido, lo cual no es común al aire libre. No supimos como se llamaba pero su cantante era realmente bueno.
Tenían un estilo heavy clásico que me recordaba a Rata blanca.
Un rato después nos íbamos hacia otro lugar viendo las terrazas ( con iluminación nocturna) de los barcitos que se extendieron frente a la costa y que este verano me parece estarán a full.
Mientras nos despedíamos del lugar fije mi vista en uno de ellos. Ese sería el elegido este verano, en alguna calurosa noche porteña . Hay mas de uno que cuando lea este blog querrá sumarse seguramente a mi propuesta.
LOS BOSQUES DE PALERMO
Cuando llegamos con la moto al tradicional paseo del Rosedal a pesar que aún había gran cantidad de chicos y chicas, muchos ya emprendía retirada por la avenida principal.
A simple vista se observaba mucho control policial y mucha guardia urbana, ese cuerpo civil que estrenó hace pocos meses el gobierno de la ciudad que aún no puedo evaluar en cuanto a rendimiento. Aquí había mucha gente joven pero mas humilde. Se escuchaba mucha cumbia.
Se veía mucho tetra o mucha botella de gaseosa barata cortada y convertida en vasos familiares de mezcladitos. Algo me sorprendió y fue que había mucha adolescente embarazada y mucha parejita también adolescente con bebes. No faltaba el móvil de Crónica TV que pasó todo el invierno contando los días para la llegada de esta estación.
También había rock, en un escenario mas imponente que el del paseo de la costa , pero con un sonido que dejaba bastante que desear para no recordar la banda que que estaba tocando en ese momento y la verdad no me gustó demasiado.
Tampoco se quienes eran.
Mientras nos íbamos del lugar, vimos el puesto de Greenpeace tratando de concientizar a la gente sobre distintos problemas ambientales.
Sobre todo, en defensa de la comunidad wichi de Salta que esta siendo amenazada de quedarse sin su habitat ya que una multinacional pretende desmontar la zona.
Nos despidió la puesta del sol sobre los lagos sobre los cuales flotaban cartones y basuras que personal especializado ya comenzaba a recoger.
Me quedé pensando mientras la moto dejaba atrás esta zona si alguna vez aprenderemos a tirar la basura en los cestos para tal fin. Y no encontré respuesta alguna. O sí, pero preferí ignorarla.
PLAZA FRANCIA
Volviendo pasamos un toque por Plaza Francia. Allí se veía aún movimiento de gente. Pudimos ver como en medio de mas congestionamiento de tránsito otro grupo de gente socialmente hablando, con mas posibilidades de consumo, llenaba las heladerías y los bares cool de la zona.
De regreso a casa, Walter me regaló un ramo de margaritas que estaban por abrir y cuando lo hicieron ( un día después) eran hermosos crisantemos blancos. En un rato, Julián y Mari pasarían a buscarnos para ir a cenar y festejar juntos la llegada de la primavera. Como tantas veces atrás. Incluso como en algunos años adolescentes. Pero eso, es data para otro capítulo. Una enseñanza oriental, mas precisamente japonesa dice: "El invierno jamás deja de convertirse en primavera" y la verdad es que está bueno, poder estar allí cuando eso ocurre para disfrutarlo. Me refiero tanto a la estación literalmente como a los distintas inclemencias climáticas que nos toca vivir.
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