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sábado, octubre 13, 2012

De Venecia a Milán tras los rastros de los ancestros.

Diaro de Viaje : Dia 9


"Aunque quede ridículo que lo diga (con simplicidad), uno siempre anda buscando los orígenes: ¡nuestra identidad!"
Osvaldo Soriano



calles de Milán
Milán : la ciudad de la abuela Carolina

Muy temprano por la mañana abordamos el Vaporetto en Venecia que nos llevaba hacia Piazzale Roma y allí tomamos un bus hasta el Aeropuerto Marco Polo donde teníamos previamente alquilado un auto a la agencia Avis. Como no tenía el modelo económico por el mismo precio nos dió un Megane gris muy cómodo. Era casi mediodía y allí nos despedimos de la ciudad de los canales para emprender rumbo a Milán. Nos esperaba un día largo. Llegamos a Milan sobre las 3 de la tarde y estacionamos el auto a unas cinco cuadras del centro histórico donde se encuentran los edificios mas importantes de la ciudad.
Galería Vittorio Emanuelle II
 Primero visitamos la Scala de Milán y luego tomamos la enorme galería que cruza hacia el duomo. La galería lleva el nombre de Vittorio Emanuelle II y se la conoce también como el salón de Milán. Su construcción data del siglo XIX y es realmente magnífica. Dentro de ella todo el lujo y el glamour se pueden observar tanto en su arquitectura como en sus locales de marcas internacionales de las mas importantes como Louis Vuitton, Prada, Gucci, entre otras. Hay algunos cafes como el Biffi fundado en 1867 y sorprendentemente hay un Mc Donald s cuya estética nos sorprende con colores negros y dorados que combinan con el resto de la galería. Allí almorzamos porque era el único lugar un poco accesible en sus precios. Luego recorrimos la bella galería imaginando que la abuela de Wally había atravesado alguna vez esos pisos de mármoles en dibujos que son una obra de arte. Pasamos por esta ciudad con el objetivo de ver el pueblo donde había vivido y donde se habían conocido la abuela Carolina y el abuelo Cesare y sólo teníamos ese día asi que vimos lo mas destacado de la misma. 
Duomo de Milán
Atravesando bajo las grande cúpulas de vidrio la galería llegamos a la plaza donde se encuentra el Duomo de Milán. Es de una imponencia arquitectónica y artística que jamás vimos ( hasta ese momento y en todo el viaje). La miramos y se nos erizó la piel de una forma increíble. Los ojos una vez mas incapaces de ver la magnitud de esa belleza. Es además muy alta y exponente del arte gótico sin igual. Para ingresar una vez mas era el momento de cubrirse los hombros y yo no tenía el pañuelo encima. Alrededor de la iglesia en la plaza hay un montón de puestos en la que venden souvenir pero sobre todo pañuelos y chalinas de todos los tamaños. Allí me tomé un ratito para elegir el pañuelo ya que había decidido que al regreso se lo regalaría a Odilia mi suegra y lo elegí pensando en ella. Unos minutos después entramos por la nave principal al interior y el espacio es estilizado con altísimas columnas con estatuas talladas que llegan hasta el techo. En un lugar tras el altar se encuentra uno de sus tesoros que el uno de los clavos de cristo que cada 14 de septiembre se saca del lugar donde se guarda para que los fieles puedan apreciarlo. La entrada a la iglesia es gratuita, nosotros llegamos y una vez mas como nos venía sucediendo en todas las iglesias visitadas siempre era hora de llamado a misa o había algún motivo por el cual los órganos estaban tocando melodías sacras. En este caso estaban preparando la misa del domingo  y fue muy emocionante los cantos y las ceremonias. Se puede acceder a la terraza, a los tesoros , al baptisterio pero todo eso tiene un costo diverso para entrar, Es un museo de obras de arte en si misma. El color del mármol que predomina es oscuro. Wally encendió una vela en memoria de sus abuelos y nos fuimos. Una curiosidad: ni siquiera en el Vaticano vimos tanta custodia armada en un sitio. Me llamó tanto la atención que le pregunté a un policía que estaba en la puerta si ese día daba misa alguna autoridad eclesiástica importante y me dijo que no....que habitualmente estan allí. 
Salimos y nos fuimos a buscar el auto por las callecitas de Milán para buscar el pueblo de Gallarate y ver la iglesia que lindaba con la casa de la abuela Carolina. Sabíamos que la casa ya no está y que su predio pertenece a la iglesia por haber sido donada por la familia hace muchos años. 
Por primera vez nos perdimos en el camino y dimos muchas vueltas, el GPS se había quedado sin pilas y paramos en un bar en el camino a cargar batería. Era un local de una familia oriental, lo atendía una pareja que apenas si hablaba en italiano pero nada de español. Estaba fresco y nublado y tomamos un par de capuccinos que no pudimos acompañar con nada dulce porque solo tenía pizza. Luego de esta parada que fue extraña en un toque llegamos al pueblo. Como era domingo enseguida nos dimos cuenta hacia donde estaba la iglesia ya que todos iban a misa. Estacionamos el auto en el predio de atrás de la misma que está en el centro de Gallarate. Caminamos muy emocionados y en el camino paramos a conversar con dos señoras muy mayores con la intención de saber si conocían a alguien de la familia que vivió allí. No conocían el apellido y estaban un poco asustadas porque la nube que nos amparaba era muy negra y había comenzado a soplar un viento muy fuerte. Seguimos hasta la iglesia y descubrimos allí cual era el predio donde se veían aún los restos de la antigua construcción demolida. Fue un momento muy emocionante. Dificil de describir....se siente el peso de la historia y de la identidad en estas situaciones. Es como si nos llenara la cabeza de imágenes que uno no conoce. La imaginación vuela en el tiempo y uno se siente parte de un espacio hasta allí desconocido. Yo me fuí a refugiar en la puerta de la iglesia que estaba muy vestida de cortinas de paños rojos para la ocasión y esperé allí unos minutos a que Walter volviera de su momento a solas por unos instantes. 
Entramos a la iglesia Colegiata de Santa Maria Assunta donde escuchamos la misa, recorrimos las páginas de la historia de la misma y luego conversamos con el párroco que nos dijo que ese días no estaba el cura ecuatoriano que hablaba español y podía ayudarnos en nuestro interés por las épocas pasadas. Nos dió un email para que le enviemos  Fue muy amable. Al salir de la iglesia nos sorprendió una lluvia intensa pero estábamos tan felices que recorrimos corriendo el trayecto hasta el auto llenos de alegría y emoción. 
Emprendimos la ruta y dejamos atrás el pueblo de la abuela que hoy es un municipio que cuadriplicó su población desde fines de 1800 hasta el 2000. 
Los Alpes desde el avión
No visitamos el pueblo del abuelo Cesare llamado Sacconago  porque ya no existe, se unió a otros pueblos del municipio de Busto Arzicio a pocos kilometros de Gallarate. El dia estaba terminando y fuimos al hotel elegido para pasar la noche. Novotel Malpensa, muy cerca del aeropuerto homónimo donde al otro día partiríamos al mediodía para Paris. Al llegar un cartel nos decía que estábamos en el Municipio de Busto Arzicio y por supuesto le sacamos la foto antes de entrar al hotel. El confortable hotel nos permitiría descansar lo suficiente para emprender otra parte del viaje. Un día después desde el avión mientras mirábamos los picos nevados de los Alpes dejábamos Italia con la certeza de la amaríamos para siempre. Aún la estamos extrañando.



Compilado del viaje de Venecia a Milán