“El encanto íntimo de Sevilla está en lo que nos comunica su pasado. Su alma habla en la soledad silenciosa; así el alma triste de toda la vieja España” Ruben Darío
Arrancamos temprano caminando hacia el centro histórico como cada día con un calor anunciado claramente por el cielo azul y el sol de fuego. Visitaríamos primero el Archivo de Indias.
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América de 1606 grabado en Holanda |
El Archivo General de Indias es uno de los edificios emblemáticos de Sevilla, recuerdo de su glorioso pasado como puerta del comercio con las Indias y hoy referencia absoluta en el estudio de la presencia española en América. Está situado en la Av. De la Constitución, junto a la Catedral y el Alcázar. Se creó en 1785 por deseo del rey Carlos III, con el objetivo de centralizar en un único lugar la documentación referente a la administración de las colonias españolas hasta entonces dispersa en diversos archivos: Simancas, Cádiz y Sevilla.
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Sudamérica |
Tras el descubrimiento de América, la Corona eligió la ciudad de Sevilla como puerto exclusivo para el comercio con este continente, lo cual hizo que aumentara rápidamente la actividad comercial. El lugar utilizado por los comerciantes para llevar a cabo sus actividades mercantiles eran las gradas de la Catedral.
General de Indias. Por una parte la falta de espacio en el Archivo General de Simancas, archivo central de la Corona española. Por otro, en línea con el espíritu de la Ilustración, el deseo de escribir una historia de la conquista y colonización española.
En octubre de 1785 empiezan a llegar al Archivo los primeros documentos. Desde entonces y en distintas remesas se van incorporando los fondos de las principales instituciones relacionadas con las Indias hasta convertir al archivo en el principal depósito documental para el estudio de la administración española en el Nuevo Mundo y las Filipinas. En el momento de constituir el archivo, se toma el año 1760 como fecha divisoria entre lo administrativo y lo histórico
La seguridad de las rutas Padron real de 1551 |
Datos útiles : Avda. de la Constitución s/n Teléfono: 954 50 05 28
Horario: De lunes a viernes de 8.00 a 15.00 horas, excepto verano solo hasta las 14.30 h.
Exposiciones: de lunes a sábado de 9.30 a 17.:00 h. y los domingos de 10.00 a 14.00 h.
Entrada gratuita.
Tratado de Tordesillas |
No es mucho el tiempo que lleva visitarlo ( a menos que vayan con fines de investigación) pero si realmente es interesante su edificio y algunos de los objetos que se exponen. Especialmente los mapas de época de la colonización que sorprenden.
Sevilla vista general de 1657 |
Por otro lado se puede ver el Tratado de Tordesillas de 1494 sobre la demarcación de límites del Océano Atlántico entre España y Portugal.
Detalle de Cargas |
España por lo cual volvió después de 354 años de su partida.
También tuvimos el gusto de ver un plano de la carabela Santa María del año 1492. Y una réplica de la misma en oro y piedras preciosas de una belleza de orfebrería y arte magnífica.
Ya era mediodía y decidimos andar un rato de tapas hasta las 14 hs que abriría la Catedral de Sevilla. No teníamos entradas compradas anticipadamente y ya nos habíamos enterado que la cola para ingresar solía ser larguísima. Dado el clima tan caluroso era una mala hora para andar haciendo fila pero sucedió algo que nos cambió el panorama.
Catedral de Sevilla: cuando es oro todo lo que reluce
Abonamos la entrada y nos realizó su visita guiada con algunas particularidades o errores de cuestiones históricas algo gruesas pero en general muy interesante. Nuestro consejo es que saques anticipadamente la entrada que puede ser con una audio guia gratuita al comprarla con anticipación. Y si te encuentras como nosotros sin reserva busques a Manolo!
Datos útiles: http://www.catedraldesevilla.es/
Horario:
Lunes: de 11:00 a 15:30 (de 16:30 a 18:00 visita audioguiada gratuita con reserva anticipada. En español e inglés)*
De martes a sábado: de 11:00 a 17:00
Domingo: de 14:30 a 18:00
Tarifas:
Entrada general : 9 €
Entrada reducida** 4 € : Pensionistas / Estudiantes de hasta 25 años
Entrada gratuita** : Naturales o residentes en la Diócesis de Sevilla / Menores de hasta 14 años acompañados por un adulto / Discapacitados con grado superior al 65% (con acompañante gratuito cuando sea requisito indispensable para el discapacitado) / Desempleados
Asimismo, son también partes de la antigua mezquita el patio de las

El trasaltar es otra obra de arte deslumbrante. Los muros del presbiterio están decorados exteriormente por una serie de esculturas de diversos santos en bulto redondo y barro cocido sobre repisas y bajo doseles. El total de esculturas es de 59 las cuales componen un conjunto de indudable belleza, aunque no pueden apreciarse bien por la altura en que se hallan. Son esculturas de carácter gótico, renacentistas y manieristas, resultado de la sucesión de artistas que intervinieron en la ejecución. Un hermosura.
Estas zonas de la nave central se corresponden con tres aspectos fundamentales de la sociedad medieval: lo regio (Capilla Real), lo eclesiástico (parte reservada al Arzobispo y al Cabildo), y lo popular (espacio para que el pueblo pudiera asistir a las celebraciones litúrgicas).
La Capilla Real tiene una obra bellísima de Martinez Montañes y es la talla de la Inmaculada que preside el retablo que fue por fin inaugurado el 8 de diciembre de 1631 está considerada una obra de excepcional valor. Popularmente se la conoce como La Cieguecita por su mirada baja con los párpados apenas abiertos. La Cieguecita está realizada en madera de cedro, mide 164 cm. Se trata por tanto de una Virgen niña con una larga melena que cae sobre la espalda. Viste larga túnica ceñida con un cíngulo que simboliza su doncellez y un manto sobre los hombros que se recoge con el brazo izquierdo produciendo numerosos pliegues. La cabeza se adorna con una corona de 12 estrellas que aluden a las doce tribus de Israel. En la peana aparecen los rostros de tres ángeles sobre un dragón que representa el pecado. La capilla tiene una bóveda casetonada que le da una luminosidad muy especial.
Los restos de Cristobal Colon que muestran que viajó tanto vida como en la muerte
En la catedral descansan los restos de Cristobal Colón aunque con cierta controversia ya que sus restos pasaron por distintos lugares.
El 20 de mayo de 1506 fallece Cristóbal Colón en Valladolid. Su fallecimiento se produce en esa urbe porque se encontraba siguiendo a la Corte itinerante de Fernando el Católico.1 No se sabe exactamente en qué lugar se produjo la muerte, aunque pudo ser o bien en una modesta posada o en la casa de un marinero llamado Gil García donde se encontraba de invitado. Sus funerales se celebraron en la Iglesia de la Antigua de Valladolid y se depositó su cadáver en el Convento de San Francisco de la ciudad.
Su hijo Diego mandó trasladar los restos de Colón al monasterio de Santa María de las Cuevas, más conocido como la Cartuja de Sevilla, probablemente, por el cariño que sentía Colón hacia este lugar. Los restos fueron entregados a la comunidad cartuja de Sevilla el 11 de abril de 1509. El traslado fue realizado por un primo de Cristóbal Colón, Juan Antonio Colón, que a su vez fue mayordomo de Cristóbal y de su hijo Diego. Luego surge una historia que narra que fue trasladado a Santo Domingo pero no existe documentación escrita que lo avale. Sin embargo en 1795 España cede a La Española distintas cosas que pertenecían a la isla y entre ellas los restos de Colón.
Los restos de Cristobal Colon que muestran que viajó tanto vida como en la muerte
En la catedral descansan los restos de Cristobal Colón aunque con cierta controversia ya que sus restos pasaron por distintos lugares.
El 20 de mayo de 1506 fallece Cristóbal Colón en Valladolid. Su fallecimiento se produce en esa urbe porque se encontraba siguiendo a la Corte itinerante de Fernando el Católico.1 No se sabe exactamente en qué lugar se produjo la muerte, aunque pudo ser o bien en una modesta posada o en la casa de un marinero llamado Gil García donde se encontraba de invitado. Sus funerales se celebraron en la Iglesia de la Antigua de Valladolid y se depositó su cadáver en el Convento de San Francisco de la ciudad.
Su hijo Diego mandó trasladar los restos de Colón al monasterio de Santa María de las Cuevas, más conocido como la Cartuja de Sevilla, probablemente, por el cariño que sentía Colón hacia este lugar. Los restos fueron entregados a la comunidad cartuja de Sevilla el 11 de abril de 1509. El traslado fue realizado por un primo de Cristóbal Colón, Juan Antonio Colón, que a su vez fue mayordomo de Cristóbal y de su hijo Diego. Luego surge una historia que narra que fue trasladado a Santo Domingo pero no existe documentación escrita que lo avale. Sin embargo en 1795 España cede a La Española distintas cosas que pertenecían a la isla y entre ellas los restos de Colón.
Entre las varias actuaciones que se iban a llevar a cabo en la isla el arzobispo Portillo considera que una de las tareas más importantes es el traslado de los restos de Colón a La Habana. Esperó la llegada, el 8 de noviembre de 1795, del comandante en jefe de las fuerzas españolas en el Caribe, Gabriel de Aristizábal para que, aparte de evacuar a mucha gente, promoviese el traslado de las cenizas del Almirante.
La exhumación se produjo el 20 de diciembre de 1795. Existe testimonio escrito de todos los que participaron en la exhumación, así como dos actas, una abreviada y otra completa, Se abrió una bóveda que estaba junto al presbiterio donde se tomó la caja, que se encontraba deshecha y con los huesos dispersos. El representante del duque de Veragua había encargado para meter los restos una caja nueva de plomo dorada, que a su vez metió en una ataúd de cedro forrada de terciopelo rojo con galones de oro, que a su vez iba en otra caja exterior. Los huesos dispersos, así como las planchas de metal de la caja deshecha, pasaron a la caja nueva. El representante del duque de Veragua dice que fueron varios pedazos de huesos de canilla y cráneo y cenizas. Al día siguiente se celebraron en la catedral honras fúnebres con misa solemne y oración fúnebre. A las 4 y media de la tarde de ese día 21 de diciembre, en presencia de la Real Audiencia y de un cortejo de gala, los restos se dirigieron al Puerto, donde el general Aristizábal portó los restos hasta el bergantín bautizado como el Descubridor y se trasladó hasta la bahía de Ocoa, donde trasbordó los restos al barco San Lorenzo. El San Lorenzo, llevó los restos al Puerto de La Habana, ya que su destino era la catedral de la ciudad. El barco llegó al puerto el 5 de enero y entonces comenzaron los preparativos para un recibimiento de gala. En el Puerto, el 19 de enero, los restos fueron recibidos y entregados al gobernador de la isla Luis de la Casas, en un acto solemne en el que participaron las autoridades civiles, militares y eclesiásticas. Fueron llevados a la Catedral y además se colocó una nueva lápida que decía: ¡O restos e imagen del gran Colón/Mil siglos durad unidos en la urna/Al Código Santo de nuestra nación!
Pero parece que los restos del Almirante mas famoso del mundo no tendrían aún descanso.
Tras la pérdida de Cuba en 1898 el sentir de España era de un profundo pesimismo, que se hacía notar incluso en el exterior. El periódico parisino Le Figaro llegó a afirmar "Esperemos que los diplomáticos, cuya misión ha de ser negociar el tratado de paz, tendrán presente la piadosa reclamación de la nación española, que no se llevará de las antillas más que un puñado de cenizas"( como si se hubieran llevado poco unos siglos antes!!)
Efectivamente, los españoles deseaban trasladar los restos de Colón de La Habana a España.
El 26 de septiembre de 1898 se extrajo la caja del nicho. La caja se puso bajo llave y el gobernador general entregó la llave al obispo quien custodió el traslado y dió fe de ello.
El 19 de enero atracó el buque Giralda en el muelle del Guadalquivir, escalinata de San Telmo, y subieron a bordo el alcalde de Sevilla, el duque de Veragua y el notario que levantó acta. El comandante entregó la caja al Duque, que a su vez la entregó al alcalde para que las custodiara. Luego, en comitiva solemne, se dirigieron hacia la Catedral, donde el alcalde entregó la urna al arzobispo. La caja estuvo de manera provisional en un túmulo erigido en la cripta del Sagrario.
El 17 de noviembre de 1902, en presencia del duque de Veragua, del alcalde, del arzobispo, del cabildo y de las autoridades provinciales, se hicieron las exequias solemnes y se trasladaron la caja con los restos del Sagrario hasta el mausoleo realizado por Arturo Mélida. Para custodiarla, el escultor Arturo Mélida edificó un monumento en el que cuatro heraldos representantes de los cuatro reinos españoles (Castilla, León, Aragón y Navarra) sostienen un féretro.
El féretro es decorativo y no posee las dimensiones del Almirante, porque los restos se encuentran en una caja en su interior, la urna de plomo dorada realizada en 1795. En la tapadera de la caja pone: "Aquí yacen los huesos de Cristóbal Colón, primer Almirante y descubridor del Nuevo Mundo R.I.P.A.".
Según los últimos estudios de ADN mitocondrial realizados en la Universidad de Granada en 2006, donde se contrastaron los restos de Colón con los de su hermano mayor Diego, los restos que se encuentran en Sevilla son auténticos. Igualmente hay un rumor que en el camino alguien se quedo con un par de huesos y si viajan por centroamérica verán que hay un imponente mausoleo en República Dominicana es visitado por miles de turistas al año que llegan a ver el sarcófago donde supuestamente descansan los restos de Cristóbal Colón.

La sala capitular finalizada por Asensio de Maeda en 1592. Presenta como novedad en la arquitectura del Renacimiento español la creación de una planta elíptica con el pavimento que sigue la misma pauta del que diseñó Miguel Ángel para la plaza del Capitolio de Roma.
Decoran esta sala pinturas de Pablo de Céspedes (1592) que representan las cinco virtudes: Justicia, Fe, Esperanza, Caridad y Misericordia, virtudes que debían tener los miembros del Capítulo, que se reunían en esta sala. La decoración de la bóveda se realizó por Bartolomé Esteban Murillo con la colocación en todo su entorno de una serie de pinturas al óleo de forma circular con la representación de ocho santos sevillanos y una gran pintura rectangular de La Inmaculada en el centro.
El anticabildo situado también junto a la sala capitular, se accede a
ella por la capilla del mariscal. Fue diseñada por Hernán Ruiz II, en el año 1564, la planta es rectangular, con bóveda de cañón labrada en piedra con casetones y linterna en su parte central. Consta de un programa iconográfico con una serie de esculturas clásicas que representan las virtudes y aparecen una serie de relieves que ejemplifican dichas virtudes como los modelos de buena conducta que tendrían que tener los canónigos para el buen gobierno de la catedral
La Sacristía de los Cálices se inició la construcción de la sacristía de los Cálices en 1509 por el maestro de obras de la catedral Alonso Rodríguez. Tras pasar la dirección por diferentes manos y estar un tiempo paradas las obras, se volvió a retomar el proyecto con un nuevo diseño realizado por Diego de Riaño, aunque finalmente, debido al fallecimiento del maestro, fue terminado por Martín de Gainza en 1537.
En su interior se muestra una gran colección de pinturas religiosas desde el siglo XV al XIX. Entre los artistas destacan: Juan Sánchez de Castro, Alejo Fernández, Francisco de Zurbarán, Luis Tristán, Mattia Preti, Jacob Jordaens y Francisco de Goya.
El tesoro Catedralicio es realmente fascinante. La cantidad de obras de orfebría de oro, plata y piedras preciosas es asombroso. Sumán a las obras pictóricas y escultura, frescos y tallados un plus deslumbrante. La catedral es un museo apasionante. No he descripto aquí ni lo voy a hacer el total de las obras simplemente dejo una mirada sobre lo que nos impactó o nos conmovio. Pero realmente la Catedral de Sevilla es un lugar para dedicar mucho tiempo y atención sobre todo para los amantes del arte y la arquitectura.
Por ejemplo la Custodia del Arfe por el apellido de su artista La gran custodia de cinco cuerpos coronada por la estatua de la Fe, es una creación del platero vallisoletano Juan de Arfe que la realizó entre 1580 y 1587 en estilo renacentista. El mismo artista consideró que se trataba de su mejor obra y explicó la compleja iconografía del conjunto en un folleto titulado Descripción de la traza y ornato de la custodia de plata de la Santa Iglesia de Sevilla. Mide 3.25 m de altura, contiene unos 350 kg de plata, innumerables figuras de santos y numerosos relieves con escenas eucarísticas del antiguo y nuevo testamento.
En el primer cuerpo se representa a la Iglesia militante, en el centro se encuentra la imagen de la Inmaculada rodeada por San Pedro, San Pablo, La Sabiduría y el Entendimiento. Externamente se sitúan las figuras de los doctores de la Iglesia: San Ambrosio, San Gregorio, San Jerónimo, San Agustín, Santo Tomás y San Dámaso. Más abajo un conjunto de 36 relieves del Antiguo y el Nuevo Testamento. En la parte superior del templete, se representan los sacramentos colocados en pequeñas hornacinas.
El segundo cuerpo situado sobre el anterior está dedicado a la eucaristía. Contiene en el centro el espacio destinado al viril donde se coloca la Hostia consagrada, rodeada por los cuatro evangelistas. Por fuera las figuras de los santos patronos de la ciudad Sevilla en grupos de dos: San Florencio y San Clemente, Santas Justa y Rufina, San Isidoro y San Leandro, San Hermenegildo y San Sebastián, San Servando y San Germán, San Carpóforo y San Laureano.
El tercer cuerpo está dedicado a la Iglesia Triunfante y en su centro se representa la escena del Cordero Místico recostado sobre el libro de los siete sellos, según se relata en El Apocalipsis de San Juan.

El cuarto cuerpo representa la Trinidad y contiene las figuras de Padre, Hijo y Espíritu Santo. Sobre el mismo se encuentra un pequeño quinto cuerpo y la estatua de la Fe que corona el conjunto.
Las coronas reales son otro atractivo , usadas por las Reinas de España. Expuesto en varias salas, está compuesto de piezas de todos los tamaños y materiales (oro, plata, perla, pedrería, terciopelo, etc.), entre ellas se encuentran vasos sagrados, relicarios, custodias, cruces procesionales, libros, libros de coro (aproximadamente 300), ornamentos y vestidos para la liturgia (aproximadamente 2000) además de todas las obras de arte (aproximadamente 550 pinturas datadas entre los siglos XV al XX, firmadas por Pedro de Campaña, Francisco Pacheco, Francisco Herrera, Zurbarán, Murillo, Valdés Leal, Matías de Arteaga, entre otros), esculturas (exteriores e interiores, algunas sepulcrales en mármol, madera o alabastro) y retablos (datados entre los siglos XV y XVIII), etc., repartidos entre las distintas capillas de las que se compone la Catedral.

Del tesoro destacan los elementos que están relacionados con la conquista de la ciudad por el rey San Fernando, como su espada, el pendón y otras reliquias, así como las llaves de la ciudad. También se conservan las tablas alfonsíes, realizadas por el rey Alfonso X el Sabio.
Salimos de allí con una energía imparable. Nos fuimos de tapas. Nuestros días en Sevilla transcurrieron entre la belleza y las tapas absolutamente cautivados por la alegría apasionada de los andaluces.
Ya ha sido bastante por hoy. Estén atentos porque hay mucho mas de nuestro días en Sevilla tanto y tan poco a la hora de evocarla porque la nostalgia cala hondo y uno se muere de ganas de volver.
Tras la pérdida de Cuba en 1898 el sentir de España era de un profundo pesimismo, que se hacía notar incluso en el exterior. El periódico parisino Le Figaro llegó a afirmar "Esperemos que los diplomáticos, cuya misión ha de ser negociar el tratado de paz, tendrán presente la piadosa reclamación de la nación española, que no se llevará de las antillas más que un puñado de cenizas"( como si se hubieran llevado poco unos siglos antes!!)
Efectivamente, los españoles deseaban trasladar los restos de Colón de La Habana a España.
El 26 de septiembre de 1898 se extrajo la caja del nicho. La caja se puso bajo llave y el gobernador general entregó la llave al obispo quien custodió el traslado y dió fe de ello.
El 19 de enero atracó el buque Giralda en el muelle del Guadalquivir, escalinata de San Telmo, y subieron a bordo el alcalde de Sevilla, el duque de Veragua y el notario que levantó acta. El comandante entregó la caja al Duque, que a su vez la entregó al alcalde para que las custodiara. Luego, en comitiva solemne, se dirigieron hacia la Catedral, donde el alcalde entregó la urna al arzobispo. La caja estuvo de manera provisional en un túmulo erigido en la cripta del Sagrario.
El 17 de noviembre de 1902, en presencia del duque de Veragua, del alcalde, del arzobispo, del cabildo y de las autoridades provinciales, se hicieron las exequias solemnes y se trasladaron la caja con los restos del Sagrario hasta el mausoleo realizado por Arturo Mélida. Para custodiarla, el escultor Arturo Mélida edificó un monumento en el que cuatro heraldos representantes de los cuatro reinos españoles (Castilla, León, Aragón y Navarra) sostienen un féretro.
El féretro es decorativo y no posee las dimensiones del Almirante, porque los restos se encuentran en una caja en su interior, la urna de plomo dorada realizada en 1795. En la tapadera de la caja pone: "Aquí yacen los huesos de Cristóbal Colón, primer Almirante y descubridor del Nuevo Mundo R.I.P.A.".
La sala capitular finalizada por Asensio de Maeda en 1592. Presenta como novedad en la arquitectura del Renacimiento español la creación de una planta elíptica con el pavimento que sigue la misma pauta del que diseñó Miguel Ángel para la plaza del Capitolio de Roma.
El anticabildo situado también junto a la sala capitular, se accede a
En su interior se muestra una gran colección de pinturas religiosas desde el siglo XV al XIX. Entre los artistas destacan: Juan Sánchez de Castro, Alejo Fernández, Francisco de Zurbarán, Luis Tristán, Mattia Preti, Jacob Jordaens y Francisco de Goya.
El tesoro Catedralicio es realmente fascinante. La cantidad de obras de orfebría de oro, plata y piedras preciosas es asombroso. Sumán a las obras pictóricas y escultura, frescos y tallados un plus deslumbrante. La catedral es un museo apasionante. No he descripto aquí ni lo voy a hacer el total de las obras simplemente dejo una mirada sobre lo que nos impactó o nos conmovio. Pero realmente la Catedral de Sevilla es un lugar para dedicar mucho tiempo y atención sobre todo para los amantes del arte y la arquitectura.
Por ejemplo la Custodia del Arfe por el apellido de su artista La gran custodia de cinco cuerpos coronada por la estatua de la Fe, es una creación del platero vallisoletano Juan de Arfe que la realizó entre 1580 y 1587 en estilo renacentista. El mismo artista consideró que se trataba de su mejor obra y explicó la compleja iconografía del conjunto en un folleto titulado Descripción de la traza y ornato de la custodia de plata de la Santa Iglesia de Sevilla. Mide 3.25 m de altura, contiene unos 350 kg de plata, innumerables figuras de santos y numerosos relieves con escenas eucarísticas del antiguo y nuevo testamento.
En el primer cuerpo se representa a la Iglesia militante, en el centro se encuentra la imagen de la Inmaculada rodeada por San Pedro, San Pablo, La Sabiduría y el Entendimiento. Externamente se sitúan las figuras de los doctores de la Iglesia: San Ambrosio, San Gregorio, San Jerónimo, San Agustín, Santo Tomás y San Dámaso. Más abajo un conjunto de 36 relieves del Antiguo y el Nuevo Testamento. En la parte superior del templete, se representan los sacramentos colocados en pequeñas hornacinas.
El tercer cuerpo está dedicado a la Iglesia Triunfante y en su centro se representa la escena del Cordero Místico recostado sobre el libro de los siete sellos, según se relata en El Apocalipsis de San Juan.
Las coronas reales son otro atractivo , usadas por las Reinas de España. Expuesto en varias salas, está compuesto de piezas de todos los tamaños y materiales (oro, plata, perla, pedrería, terciopelo, etc.), entre ellas se encuentran vasos sagrados, relicarios, custodias, cruces procesionales, libros, libros de coro (aproximadamente 300), ornamentos y vestidos para la liturgia (aproximadamente 2000) además de todas las obras de arte (aproximadamente 550 pinturas datadas entre los siglos XV al XX, firmadas por Pedro de Campaña, Francisco Pacheco, Francisco Herrera, Zurbarán, Murillo, Valdés Leal, Matías de Arteaga, entre otros), esculturas (exteriores e interiores, algunas sepulcrales en mármol, madera o alabastro) y retablos (datados entre los siglos XV y XVIII), etc., repartidos entre las distintas capillas de las que se compone la Catedral.
Salimos de allí con una energía imparable. Nos fuimos de tapas. Nuestros días en Sevilla transcurrieron entre la belleza y las tapas absolutamente cautivados por la alegría apasionada de los andaluces.
Ya ha sido bastante por hoy. Estén atentos porque hay mucho mas de nuestro días en Sevilla tanto y tan poco a la hora de evocarla porque la nostalgia cala hondo y uno se muere de ganas de volver.
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