Como quien no quiere irse nunca, después de un largo día que finalizó en una trattoria con vino y pasta caminamos hasta cansarnos por Taormina. Alegre por la fiebre del sol siciliano, la fumarola del Etna y algunas copas me despedí feliz y algo entonada....:) Wally se ocupó de seguirme con su cámara. Y este es el resultado.
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