DIARIO DE VIAJE: Dia 11 +19 y 20
Si tienes la suerte de haber vivido en París cuando joven, luego París te acompañará vayas donde vayas, todo el resto de tu vida.
Ernest Hemingway
Arribamos al Aeropuerto de Malpensa en Milán para abordar el vuelo de Easy Jet con destino a París. Nos despedimos de Italia con cierta tristeza porque sabíamos que una parte muy importante de nuestro viaje estaba concluida a pesar de lo mucho que venía por delante. La ansiedad por llegar a la ciudad luz nos invadió apenas despegó el avión. Vimos a través de las ventanillas las hermosas cimas del cordón montañoso de Los Alpes y un ratito después bajamos en el Aeropuerto Charles de Gaulle donde el transfer contratado nos esperó apenas arribamos con el típico cartel con nuestro apellido.
Apenas subimos le pregunté si hablaba español y la respuesta fue negativa, ¿ingles? tampoco. Parla italiano? menos aún.....solo francés por lo cual nuestro camino por la autopista que nos llevaba al Novotel Bagnolet fue sin palabras. En unos veinte minutos llegamos al lugar y después de muchas vueltas alrededor del enorme edificio nos dejó exactamente en la parte de atrás. Tratamos de decirle muchas veces cual era la entrada pero no hubo forma.....confiaba mas en su GPS que en lo que se veía. A pesar de ello fue simpático y amable. Bajamos con la sensación que no iba a ser todo tan sencillo como en Italia. Elegimos ese hotel porque al día siguiente a las 7 de la mañana nos sumaríamos al tour " Tres Capitales" de Europamundo que contratamos a través de nuestra agencia de turismo de confianza "Lugares". El hotel es muy confortable pero algo alejado de las atracciones mas importantes de la ciudad. Sin embargo diré a favor que apenas a una cuadra tiene una estación de metro que soluciona el problema. Bagnolet es un barrio situado aproximadamente a 5 km del centro de Paris. El hotel tiene todo lo que un 4 estrellas puede ofrecer y apenas llegamos dejamos las cosas y volamos a tomar el metro, la línea número 3 que nos llevaba a la estación de la Opera. De camino Wally estudiaba bien el mapa de metros que es tan grande y con tantas líneas que se cruzan y combinan que lleva un rato comprenderlo. Parece mas complicado de lo que es porque no solo no es difícil sino que siempre hay una estación de metro para llegar donde queramos
Bajamos en la estación prevista y cuando asomamos por las escaleras a la calle frente a nosotros erguida , monumental y tantas veces vista en los films estaba la Opera de Paris ( la Opera Garnier) . Con su fachada de palacio neobarroco está conformado por 11.000 metros cuadrados, tiene una capacidad de aproximadamente 2.200 espectadores y un extenso escenario para 450 artistas. Es un edificio muy vistoso, su estilo es monumental, opulentamente decorado con frisos multicolores elaborados en mármol, columnas y lujosas estatuas, muchas de ellas representando a deidades de la mitología griega. Entre las columnas de la fachada frontal del teatro, hay bustos en bronce de muchos compositores famosos, como Mozart y Beethoven. El interior está adornado en terciopelo, hojas doradas, ninfas y querubines. La araña de luces del auditorio central pesa más de seis toneladas. El área del techo alrededor de la araña tiene una pintura de 1964 hecha por Marc Chagall. Esta pintura ha sido materia de controversia, con muchas personas que sienten que desentona con el conjunto del resto del teatro.
Y en esa misma calle el Café de la Paix : Massenet, Orson Welles, Yves Montand, Maupassant, el rey Alfonso XIII o el Príncipe de Gales fueron algunas de las personalidadades que se sentaron en sus mesas mientras que los hermanos Lumière organizaban exhibiciones de cine en el lugar. Y nosotros caminabamos por esos lugares embargados de emoción. La gente iba y venia sin cesar cruzando ambas avenidas. Era un conglomerado urbano muy vertiginoso pero con una belleza que luego sabríamos nos cautivaría a cada paso.
Nuestra meta era caminar hacia el Museo del Louvre. Caminamos entonces muchas cuadras y llegamos a los palacios. Era ya muy tarde para entrar pues estaba cerrando. De todos modos dimos una vuelta por la galería que se encuentra debajo de la pirámide y aprovechamos para comprar la entrada con anticipación para la semana siguiente que volveríamos ya para quedarnos dos días. Dimos tantas vueltas para encontrar la "tabaquería" que vendía los tickets que no se pueden imaginar. Finalmente salimos a la calle por el lado del Carrusel y emprendimos camino por el Jardín de las Tullerías, hoy un parque público realmente concurrido y disfrutable. Originalmente perteneció al Palacio de las Tullerías donde residieron muchos monarcas. Está ubicado entre el Museo del Louvre (del que le separa el Arco de Triunfo del Carrusel) y la Plaza de la Concordia. Por su costado sur, se encuentra el río Sena. Era una tarde primaveral y con algunas nubes. Caminamos por el jardín hacia mirando siempre hacia adelante donde a lo lejos se divisaba el Arco del Triunfo. La arboleda tupida y verde uniforme parecía una pintura. En el centro del jardín un pequeño lago y muchas fuentes y esculturas dan una sensación de relax donde parisinos y turistas confluyen para tomarse un respiro del ajetreado ritmo de la ciudad. En primavera es un lugar de un romanticismo poco imaginable. Una vez mas una novia se cruzó en nuestro camino ( al igual que en otras ciudades italianas). Y de pronto casi sin sospecharlo apareció a los lejos la primer imagen de la Torre Eiffel. Ahí mismo decidimos emprender camino hacia ella y apenas salimos por la monumental puerta del Jardín de las Tullerìas cruzamos el Sena y caminamos por sus orillas disfrutando cada puente hasta que llegó el momento de desviarnos hacia la torre. Era un atardecer promisorio. El cielo estaba despejado y alguna nubes apenas confluían lentamente hacia el horizonte.
Y en esa misma calle el Café de la Paix : Massenet, Orson Welles, Yves Montand, Maupassant, el rey Alfonso XIII o el Príncipe de Gales fueron algunas de las personalidadades que se sentaron en sus mesas mientras que los hermanos Lumière organizaban exhibiciones de cine en el lugar. Y nosotros caminabamos por esos lugares embargados de emoción. La gente iba y venia sin cesar cruzando ambas avenidas. Era un conglomerado urbano muy vertiginoso pero con una belleza que luego sabríamos nos cautivaría a cada paso.
Nuestra meta era caminar hacia el Museo del Louvre. Caminamos entonces muchas cuadras y llegamos a los palacios. Era ya muy tarde para entrar pues estaba cerrando. De todos modos dimos una vuelta por la galería que se encuentra debajo de la pirámide y aprovechamos para comprar la entrada con anticipación para la semana siguiente que volveríamos ya para quedarnos dos días. Dimos tantas vueltas para encontrar la "tabaquería" que vendía los tickets que no se pueden imaginar. Finalmente salimos a la calle por el lado del Carrusel y emprendimos camino por el Jardín de las Tullerías, hoy un parque público realmente concurrido y disfrutable. Originalmente perteneció al Palacio de las Tullerías donde residieron muchos monarcas. Está ubicado entre el Museo del Louvre (del que le separa el Arco de Triunfo del Carrusel) y la Plaza de la Concordia. Por su costado sur, se encuentra el río Sena. Era una tarde primaveral y con algunas nubes. Caminamos por el jardín hacia mirando siempre hacia adelante donde a lo lejos se divisaba el Arco del Triunfo. La arboleda tupida y verde uniforme parecía una pintura. En el centro del jardín un pequeño lago y muchas fuentes y esculturas dan una sensación de relax donde parisinos y turistas confluyen para tomarse un respiro del ajetreado ritmo de la ciudad. En primavera es un lugar de un romanticismo poco imaginable. Una vez mas una novia se cruzó en nuestro camino ( al igual que en otras ciudades italianas). Y de pronto casi sin sospecharlo apareció a los lejos la primer imagen de la Torre Eiffel. Ahí mismo decidimos emprender camino hacia ella y apenas salimos por la monumental puerta del Jardín de las Tullerìas cruzamos el Sena y caminamos por sus orillas disfrutando cada puente hasta que llegó el momento de desviarnos hacia la torre. Era un atardecer promisorio. El cielo estaba despejado y alguna nubes apenas confluían lentamente hacia el horizonte.
Llegamos a la torre y subimos los dos pisos por escaleras, por un lado porque las colas para el ascensor eran larguísimas, creo que sin dudas la mas larga que vimos en toda Europa. Pero además la escalera era una opción económica, rápida y deslumbra a cada paso de la subida por las distintas vistas de la ciudad. Al llegar arriba tuvimos la vista de la ciudad mas hermosa que hayamos visto. Una panorámica hacia los cuatro puntos cardinales interminable de mirar. El poniente comenzó con un despliegue de colores rosados que entrecruzados con las nubes hacían del paisaje algo inolvidable. La vista del Sena y sus puentes era pintoresca y el Trocadero desplegaba infinitos flashes. Hay momentos en que la felicidad se presenta claramente, este fue uno de ellos. Hacia el otro lado caminamos para tomar fotos del edificio Montparnasse y cuando el anochecer fue llegando y las primeras luces comenzaron a encenderse, el carrusel los puentes del Sena, las lejanas edificaciones nos mostraron en todo su esplendor el contundente motivo de ser nominada "la ciudad luz". Alrededor de las diez de la noche tomamos un chocolate caliente en un barcito del lugar porque el viento empezaba a sentirse en el cuerpo. Y empezamos a bajar, llevabamos ahí arriba mas de 3 horas y ni nos dimos cuenta....Es extraño pero al menos a mi me costó un poco mas bajar. Es que uno sube con tal adrenalina que empuja y hace olvidar el esfuerzo. Una vez abajo, abordamos nuevamente la combinación de metro que nos llevó al hotel. Preparamos las cosas y al día siguiente muy temprano empezabamos el tour por las tres capitales (Londres, Amsterdam y Bruselas).
Hoy ya casi terminando la primavera en Buenos Aires recuerdo claramente cada instante de los días de mi primavera en Paris a la que volvimos una semana después y nos recibió con todo su esplendor. Cansados del ritmo agotador del excelente tour de Europamundo del cual ya les contaré en otros post decidimos no parar un segundo en los dos días y medio restantes que nos quedaban en Paris. En esta oportunidad nos alojamos en un hostel en la zona de Marie de Clichy, a una cuadra de la estación de metro homónima y tan alejada del centro como el Novotel pero para hacia la otra punta. Es un barrio muy cercano a Montmartre y muy bien comunicado con el resto de la ciudad. Cenamos en un restaurante asiático de la esquina del hostel donde repetiríamos un par de cenas exquisitas. Como en todos lados el vino frances se destacaba por su altísima calidad. Nos atendían creemos que chinos que no hablaban un ingles muy raro pero con los cuales funcionó perfecto el lenguaje de señas dada su maravillosa predisposición. Al mañana siguiente muy temprano salimos para tomar el metro y la combinación con el tren que nos llevó al Palacio de Versalles. En el camino conocimos un matrimonio con la hija brasileños que buscaban como nosotros el camino correcto. Luego se sumó una parejita de japoneses y todos logramos nuestro cometido. Una vez allí, decidimos con los brasileños contratar la visita guiada que incluía una camina libre por los jardines. Cuando uno se para frente a entrada de semejante palacio sabe que a partir de allí la ostentación será la clave pero a tal extremo que cada paso superará la capacidad de asombro. Comenzamos nuestra caminata por los jardines sabiendo que teníamos un poco mas de media hora y había que mirar exactamente el reloj para volver y tomar la guía que nos esperaba en la puerta del palacio. Era imposible llegar a ver todo todos los jardines para lo cual es necesario mínimo tres horas. Apenas comenzamos a caminar por las fuentes y los verdes increíblemente verdes la perspectiva de lo que se podía ver a lo lejos comenzó a invadirme de emoción. Fue en el momento mas preciso del viaje que sentí cuanto mi madre hubiese amado ese lugar. La imaginé caminando por esos jardines muy emocionada. No se si fue la música clásica o tanta belleza. Su alma de artista y su don de princesa tal vez se hubiesen asimilado al paisaje con tanta perfección que es difícil de describir. Y mientras miraba y miraba la imaginé caminando por allí del brazo de mi padre, jóvenes y soñadores....Es raro el corazón...me convencí que de algún modo Walter y yo los estábamos representándolos y eso me dio alivio. No llegamos al pequeño Trianón donde María Antonieta disfrutaba sus caminatas.Ella fue la única Reina que impuso su gusto personal en Versalles. Desentendiéndose de la vieja corte y sus tradiciones, vivió la vida a su antojo. En su domino de Trianón que Luis XVI le había regalado en 1774 estableció un refugio íntimo que le permitía huir de la etiqueta. Nadie podía penetrar en él sin estar invitado. Un rato después estábamos en la impresionante puerta del mas impresionante palacio. Allí se unió un mas que simpático joven que sería nuestro guía. Llevaba en la mano una flor con la forma de un girasol de colores hecha en tela pañolenci y su personalidad condecía con ella. Tierno e inevitablemente francés nos guió en español a través de un auricular por todo el palacio. Una de las primeras salas que vimos fue el Salón de los Espejos. Creo que me quedé muda. Por momentos me retrasaba y lo notaba cuando perdía la voz de mi auricular y entonces daba vueltas por todo ese laberinto de salones hasta que retomaba su voz en mi oído. De vez en cuando con Walter nos mirábamos atónitos. Muestra de un arte francés tal vez menos exquisito en mi opinión del que pudimos ver en italia pero enormemente imponente y bello que describe claramente los tiempos del siglo XVII. Ademas del Salón de los Espejos vimos Los Aposentos del Rey y de la Reina, un museo de la historia de Francia que hasta el año 1789 no dejo de evolucionar. Diré que en el medio de los salones e incluso en las fuentes había una muestra de arte moderno que no fue mi agrado. No recuerdo el nombre de la artista, y tal vez era muy interesante pero ver un zapato de tacón hecho con cacerolas en medio de uno de esos salones de un tamaño sideral . O una obra con tenedores en medio de una fuente es poco agradable. No entiendo muy bien el significado de tal expresión artística feminista pero quien la montó sabrá porque.
Pasado el mediodía nos fuimos con la sensación que el Palacio de Versalles o Chateau Versalles es un lugar para disfrutar un día entero, sobre todo para llegar hasta el Trianon que exije una hora de camina de ida y otra de vuelta. Hay carros pequeños que se alquilan para los que no pueden o no quieren caminar. Todo esta para comodidad del turista y si llegan alrededor de las nueve de la mañana evitaran las interminables colas.
Una vez mas al metro con destino a la Isla de la Cite para ver la catedral de Notre Damme. Bajamos a unas cuadras y bordeamos el Sena caminado desde el Louvre hasta que cruzamos el Pont d Arts, un puente peatonal repleto de candados que dejan los enamorados al cruzar con sus iniciales y se cree que es el que Cortazar nombra en su libro "Rayuela" como el "puente de la Maga".
A los costados unos puestos de artesanos y antiguedades nos detuvo para descubrir una campana pequeña y hermosa que decidimos comprar al regreso del paseo (grave error....no volvimos a pasar por allí). Caminamos un rato, en Paris todas las distancias son largas! y de pronto allí la vimos La catedral de Notre Damme y supongo que nos pasó como a todos, la película del jorobado vino a nuestra mente y clavamos la mirada en el campanario. Entramos en ese templo del estilo gótico, de los mas antiguos de Francia.
Durante el espíritu del Romanticismo, Víctor Hugo, escribió, en 1831, el romance Nuestra Señora de París. Situando los acontecimientos en la catedral durante la Edad Media, la historia trata de Quasimodo, que se enamora de una gitana de nombre Esmeralda. La ilustración poética del monumento abre puertas a un nuevo deseo de conocimiento de la arquitectura del pasado y, principalmente, de la Catedral de Notre-Dame de París.
En ella fue coronado Napoleon Bonaparte, allí se beatifico a Juana de Arco, y en 1980 dió misa Juan Pablo II. Todo esa historia penetra la piel mientras uno la recorre. Salimos de allí y a pocos metros nos cruzamos con una pequeñìsima plaza rodeada de pérgolas y rosas en flor. París se tornaba cada vez mas bella, cruzamos una cuadra fuera de la isla a comprar una memoria extra para la cámara de fotos. Hasta ese momento nunca nos había sucedido de quedarnos sin espacio para tomar fotos. Y de pronto vimos la boca de una estación de metro con decoración "art decó"....ya casi nos estábamos quedando sin aliento cuando yo miré hacia el Sena y recordé claramente una escena de un film en la cual a pocos metros se encontraba la librería Shakespeare and Co. La ví por primera vez en la escena de "Before Sunset" traducida acá como "Antes del atardecer" ( de la zaga Antes del amanecer) donde Shakespeare and Company aparece en la escena de apertura de la película en la que el protagonista Jesse Wallace es interrogado a propósito de su libro.Y no hace mucho en la memorable "Medianoche en Paris" de Woody Allen. Esta toma fue la que me permitió ubicarme y notar que estaba muy cerca. Y allí la encontré, mientras yo entraba desbordada de felicidad Walter no paraba de sacarme fotos. Allí revolví y encontré un libro que le regalé a mi hija que hoy paradojicamente hoy esta por llegar a la ciudad de Paris a pasar las fiestas del Año Nuevo y que seguramente en el comienzo del invierno visitará. Shakespeare and Company, heredera del espíritu de autores pertenecientes a la Generación Perdida», tales como Ernest Hemingway, Ezra Pound, F. Scott Fitzgerald, Gertrude Stein y James Joyce, hace de los que amamos la literatura un momento inolvidable.
Salimos de allí y cruzamos un boulevar para ver la Iglesia de Saint Michele que se considera la mas bella en vitreaux pero ya estaba cerrada. Volvimos sobre nuestros pasos y recorrimos allí callecitas tan hermosas que si supiera pintar lo haría ya que guardo en mi memoria cada detalle. Allí nomás apareció el barrio latino lleno de restaurantes típicos de distintos lugares del mundo.
Abordamos luego el metro Art Decó que nos llevó al barrio de Montmarte casi en el otro lado de la ciudad. Bajamos en una parada que parecía corresponder a un barrio de la colectividad árabe y como sabíamos que buscabamos una colina tomamos la primer callecita empinada que vimos. En el camino una calle era una sucesión de negocios que vendían pelucas....si pelucas, cantidades y variedades de pelucas!!! Subimos y subimos y subimos cada tanto preguntando por Sacre Coeur, la basílica situada en los mas alto de la colina de Montmartre. Y cuando digo lo mas alto imaginen lo mas alto! Luego de un rato de subir calles en forma de colinas aparecieron altìsimas escalinatas que parecías terminar en su primer tramo. Pero al llegar a los últimos escalones aparecía una nueva y así sucesivamente. Para mi fue mucho mas exigente que subir a la Torre Eiffel. Lo cierto es que una vez arriba supimos que había un funicular que por el mismo precio que un ticket de bus lleva a 60 personas por vez. Llegamos a la cima de la colina y entramos a la Basílica de Sancre Coeur que tiene forma de cruz griega y varias cúpulas y dentro se puede ver una enorme campana. Hacia afuera se tiene uno de las panorámicas mas hermosas de París. La colina de Montmantre fue cuna de los impresionistas , de la bohemia parisina del siglo XIX y un importante teatro de batallas durante la Guerra Franco Prusiana y la Comuna. Los argentinos tenemos por ese lugar una debilidad por conocerlo ya que el Tango "Anclao en Parìs" interpretado por Carlos Gardel reza:
Lejano Buenos Aires,!que lindo has de estar!
Ya van para diez años que me viste zarpar...
Aqui, en este Montmartre, Faubourg sentimental,
yo siento que el recuerdo me clava su puñal.
Tarde ya de noche tomamos el metro y llegamos al hostel previa cena en lo del oriental que ya se había convertido en un amigo que nos recibía cada noche con una propuesta gastronómica para reunir energías para el día siguiente.
Al otro día nos levantamos muy temprano ya que nos esperaba una larguísima jornada. Era el cumpleaños de Walter y habíamos fantaseado mucho con festejarlo en Paris. El no sabía que yo tenía una sorpresa guardada.
Nuevamente arriba del metro nos fuimos hacia el Hard Rock Café de París ya que en nuestro periplo de países y ciudades no dejamos de ver ninguno. Nos bajamos en una estación pasando los Grandes Bulevares que no recuerdo el nombre, visitamos el hard rock y mientras volvíamos una calle para tomar nuevamente el metro hacia el Louvre encontré un par de tiendas con liquidaciones de ropa de mujer y me sumergí en ella a comprar mallas por 3 euros de hombre y de mujer y algún pantalón capri que me venía bien para el próximo destino de playa que era Barcelona.
Un rato después llegamos nuevamente al Museo del Louvre con nuestras entradas en mano. Vimos una escalera mecánica y nos pusimos en la cola. Unos minutos después notamos que eran todos grupos escolares que estaban realizando su viaje de egresados en París. Afortunadamente comenzamos a hablar con los jóvenes españoles de Sevilla y nos hicieron pasar rápidamente pensando que eramos sus tutores o preceptores. Fue tan rápido que nos dimos cuenta una vez adentro. Luego emprendimos la visita con el plano en la mano, el listado de lo que pensábamos ver que traíamos de Buenos Aires y todo igualmente resulto escaso. Primero Wally tuvo que sacarme del sector de Grecia y luego yo del que está dedicado a Egipto. Como pudimos llegamos al camino que nos dejó frente a "La Gioconda" también conocido como La Mona Lisa de Leonardo Da Vinci. En el camino vimos obras maravillosas pero el imán es ella. No comparto la opinión de quienes se decepcionan cuando la ven. No la sentí tan lejos ni tan pequeña. Es realmente muy bella. Alrededor de las 6 cuando el Louvre cerró emprendimos la segunda parte del día. Bajamos a las galerías y nos cambiamos en los toiletes. La mochila pasó a guardarse en mi enorme cartera de charol y nos cambiamos para una noche de gala. Debo decir que pareciamos dos personas diferentes....ya fuera del museo caminamos bajo la verde arboleda del Jardín de las Tullerias en un día de sol espléndido, con casi 30 grados de temperatura cada paso fue una fiesta. Paramos en un puesto de comida a compartir una típica baguette y un rato después recorrimos la distancia larga que separa el Louvre del Arco del Triunfo. Avanzando por los Campos Eliseos fuimos notando que cada vez se tornaba una ciudad mas lujosa y sorprendente. Sobre las 8 de la noche ( allí era aun de día) llegamos al lugar donde le daría la primer sorpresa. Llegamos al célebre cabaret erótico parisino llamado Crazy Horse muy notable por su caracter innovador , esteticista y vanguardista. Con un característico juego de luces y famoso por sus "art desnude" sorprendí a Walter en una mesa de las primeras filas. Un show artìstico de muy alto nivel, si bien la entrada no es económica, hay champagne a excelente temperatura y lo que desees beber libre durante todo el show. Yo elegí un coñac y Walter un gin tonic que nos volvían a servir cada vez que se vaciaba la copa. Al salir, sobre la calle George V creo haber visto los autos mas lujosos de mi vida. Caminamos una cuadra hasta la calle 7,Place del Alma. Y allí en la esquina el famoso restó frente a la imponente Torre Eiffel completamente iluminada. Nos sentamos en una mesa reservada y lo cierto es que nos emocionó mucho el lugar. Recibimos la llamada de nuestros hijos y le envie una foto del papá con una enorme fuente de ostras y la torre que no paraba de brillar. Fue una noche màgica, soñada....a las 12 la carroza se convirtió en calabaza y afortunadamente el metro tenía una parada en la puerta para que llegáramos al hostel lo antes posible. A las 5 en punto de la madrugada un transfer nos llevaba nuevamente al aeropuerto, esta vez de Orly, donde una empresa low cost nos llevaría a Barcelona. Bajamos unos diez minutos antes de las 5, plena noche y la lluvia caía torrencialmente en París, nos quedamos sorprendidos por un señor que estaba sentado en la puerta del hostel con un paraguas abierto. ¿de donde habría sacado la silla? un rato despuès vimos como plegó su silla, tomo su valija y siguió caminando....Cosas que pasan cuando uno anda dando vueltas por el mundo! Llego nuestro chofer y nos llevó en le aeropuerto. Seguí lloviendo, esperamos que fuera la hora de abordar tomando un desayuno con la exquisitas croissant y pensando que poco tiempo estuvimos en Paris. Soñando con volver y haciendo la larguísima lista de lugares que habían quedado pendientes, y por cierto....habría que volver a comprar la campana y sin dudas a regresar a los jardines de Versalles para llegar hasta el Trianón. Y sino....que nadie lo dude....siempre nos quedará Paris.
PD : termino este post ya finalizando el verano 2013 luego de los agitados días de fin de año donde el tiempo no alcanza y solo me faltaba poner las imágenes. Luego las vacaciones me distrajeron de la PC y finalmente hoy posteo Paris....pero aún faltan muchos lugares de nuestro mes de junio en Europa 2012....por cierto....continuará....
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