"Me acuerdo cuando el sonido
del tren detrás de las casas
provocaba inútilmente el
vuelo de las torcazas.
De aquel pequeño almanaque
con el rojo casillero
que marcaba los festejos
de Navidad y Año Nuevo"
(Nestor Ravazza)
Desde pequeña las fiestas fueron en casa motivo de gran algarabía. Y mucho mas allá de la llegada de Papa Noel había una sensación en el ambiente muy particular. Generalmente durante mi niñez el hogar de encuentro era la casa de mi abuela Ramona. Allí confluían los hermanos, los tíos, los abuelos y los mas pequeños entre los que me encontraba yo y mis primos. Esa noche iban llegando músicos, vecinos y amigos de la familia y la música de la mano del acordeón del tio "Nolberto" o de la guitarra de mi hermano y de tantos otros que no dudaban en tomar las tapas de las ollas para sumarse al bullicio. Eran tiempos donde las cacerolas era símbolo de comida y música. La sidra y el anana fizz regaban las mesas junto a las jarras de clericó o vino tinto con enorme duraznos que recuerdo llamaban sangría y por el que mi padre sentía devoción. Hubo también alguna navidad traicionera en que mi madre nos hizo correr a un hospital que ya no existe en el oeste porteño y creo se llamaba Salaberry. Pero no alcanza a opacar el recuerdo de las grandes fiestas navideñas. Ya adolescente se trasladaron un tiempo al barrio de Caballito en la casa de mi prima Cristina allá por la calle Rosario y otras veces en nuestra casa de Parque Chacabuco donde la ceremonia de Valentín Alsina se repetía cada año. Así fuimos creciendo, así empezaron a sumarse nuevos integrantes a la familia y llegaron Walter y Lili y con ellos los años y los hijos. Fueron tiempos donde los abuelos dejaron paso a los hijos y los hijos a los nietos. Fue el momento del cambio generacional. Sin embargo ese espíritu no solo no se perdió sino que fue tomado intacto por nosotros, hoy la generación intermedia. Fuimos hijos y hoy somos padres y reflexionando sobre la fiesta navideña de anoche me di cuenta que este espíritu lo sostiene mas que nadie la música. La que habita en nosotros y en nuestros genes. La que nos salva de los grandes dolores, la que nos envuelve y nos marca el camino. Pucha si hemos pasado momentos difíciles y la música siempre estuvo allí conteniendonos y marcando el camino a seguir.
Anoche mientras miraba a los hermanos de las dos familias fusionadas sacandose la tradicional foto del brindis me di cuenta que atrás están esperando turno nuestros hijos para continuar la zaga.
Y mientras la champagna y el fernet marcan estos tiempos siempre somos los mismos esencialmente. Somos los artistas que confluyen en una noche de amor a la familia, a lo que somos, a los que fueron y a los que seremos eternamente. Hoy es el tiempo de nuestra humilde casa que bordea los límites de Flores y Parque Chacabuco. Llegamos hace 20 años a ella y junto a Walter apenas vimos el enorme patio soñamos en un futuro que llegó tal cual. Y sin descubrir nada nuevo diré que la familia es lo mas lindo que existe porque nos contiene mas allá de los límites del universo para que el amparo nos permita estar juntos aún en la distancia o en la ausencia.
No se porque pero esta navidad me invadió una alegre melancolía. Será que Luciana esta tan lejos y la felicidad por lo que está viviendo es infinita pero su sonrisa es un sol que ilumina tanto... Será porque anoche cuando vi a Cali cantar La balanza acompañado de Wally, y sus hijos y los míos por unos segundos me sentí en la infancia escuchando a Los Poetas ensayando en casa de mis padres. Es muy particular la vida porque si le das la chance de bancarla la recompensa es inigualable. Si el camino es duro muchas de las paradas valen lo vivido.
Será que tener las tres generaciones representadas es algo que no tiene precio porque es una manera de estar todos. Y las novias de nuestros sobrinos que empiezan a integrarse a la familia. Mi querida Sabrina que es de verdad ( y no una frase hecha) una hija mas.
Anoche fue una Nochebuena mágica, festejamos el cumpleaños de Calí y hasta le cantaron el Feliz Cumpleaños en ruso. Y el brindis que anunció la llegada de la Navidad fue muy especial cargado de energia con buenos deseos mutuos. No hubo calor que resistiera nuestras ganas de pasarla bien. La navidad tal vez mas calurosa de la historia en Buenos Aires la recordaremos siempre esperando que los deseos expresados esta noche se vuelvan realidad en el 2013 y sino seguiremos adelante. De todos modos....si Racing sale campeón mucho mejor!
Gracias a todos los que participaron por su valentía, por su amor y por sobre todas las cosas por su ganas de vivir a pesar de todo.
Brindo por la próxima nochebuena. No se olviden los tres Luises son los que recibieron el mando y no me jubilé solo recibí mi merecido ascenso a supervisora :))
del tren detrás de las casas
provocaba inútilmente el
vuelo de las torcazas.
De aquel pequeño almanaque
con el rojo casillero
que marcaba los festejos
de Navidad y Año Nuevo"
(Nestor Ravazza)
Desde pequeña las fiestas fueron en casa motivo de gran algarabía. Y mucho mas allá de la llegada de Papa Noel había una sensación en el ambiente muy particular. Generalmente durante mi niñez el hogar de encuentro era la casa de mi abuela Ramona. Allí confluían los hermanos, los tíos, los abuelos y los mas pequeños entre los que me encontraba yo y mis primos. Esa noche iban llegando músicos, vecinos y amigos de la familia y la música de la mano del acordeón del tio "Nolberto" o de la guitarra de mi hermano y de tantos otros que no dudaban en tomar las tapas de las ollas para sumarse al bullicio. Eran tiempos donde las cacerolas era símbolo de comida y música. La sidra y el anana fizz regaban las mesas junto a las jarras de clericó o vino tinto con enorme duraznos que recuerdo llamaban sangría y por el que mi padre sentía devoción. Hubo también alguna navidad traicionera en que mi madre nos hizo correr a un hospital que ya no existe en el oeste porteño y creo se llamaba Salaberry. Pero no alcanza a opacar el recuerdo de las grandes fiestas navideñas. Ya adolescente se trasladaron un tiempo al barrio de Caballito en la casa de mi prima Cristina allá por la calle Rosario y otras veces en nuestra casa de Parque Chacabuco donde la ceremonia de Valentín Alsina se repetía cada año. Así fuimos creciendo, así empezaron a sumarse nuevos integrantes a la familia y llegaron Walter y Lili y con ellos los años y los hijos. Fueron tiempos donde los abuelos dejaron paso a los hijos y los hijos a los nietos. Fue el momento del cambio generacional. Sin embargo ese espíritu no solo no se perdió sino que fue tomado intacto por nosotros, hoy la generación intermedia. Fuimos hijos y hoy somos padres y reflexionando sobre la fiesta navideña de anoche me di cuenta que este espíritu lo sostiene mas que nadie la música. La que habita en nosotros y en nuestros genes. La que nos salva de los grandes dolores, la que nos envuelve y nos marca el camino. Pucha si hemos pasado momentos difíciles y la música siempre estuvo allí conteniendonos y marcando el camino a seguir.
Anoche mientras miraba a los hermanos de las dos familias fusionadas sacandose la tradicional foto del brindis me di cuenta que atrás están esperando turno nuestros hijos para continuar la zaga.
Y mientras la champagna y el fernet marcan estos tiempos siempre somos los mismos esencialmente. Somos los artistas que confluyen en una noche de amor a la familia, a lo que somos, a los que fueron y a los que seremos eternamente. Hoy es el tiempo de nuestra humilde casa que bordea los límites de Flores y Parque Chacabuco. Llegamos hace 20 años a ella y junto a Walter apenas vimos el enorme patio soñamos en un futuro que llegó tal cual. Y sin descubrir nada nuevo diré que la familia es lo mas lindo que existe porque nos contiene mas allá de los límites del universo para que el amparo nos permita estar juntos aún en la distancia o en la ausencia.
No se porque pero esta navidad me invadió una alegre melancolía. Será que Luciana esta tan lejos y la felicidad por lo que está viviendo es infinita pero su sonrisa es un sol que ilumina tanto... Será porque anoche cuando vi a Cali cantar La balanza acompañado de Wally, y sus hijos y los míos por unos segundos me sentí en la infancia escuchando a Los Poetas ensayando en casa de mis padres. Es muy particular la vida porque si le das la chance de bancarla la recompensa es inigualable. Si el camino es duro muchas de las paradas valen lo vivido.
Será que tener las tres generaciones representadas es algo que no tiene precio porque es una manera de estar todos. Y las novias de nuestros sobrinos que empiezan a integrarse a la familia. Mi querida Sabrina que es de verdad ( y no una frase hecha) una hija mas.
Anoche fue una Nochebuena mágica, festejamos el cumpleaños de Calí y hasta le cantaron el Feliz Cumpleaños en ruso. Y el brindis que anunció la llegada de la Navidad fue muy especial cargado de energia con buenos deseos mutuos. No hubo calor que resistiera nuestras ganas de pasarla bien. La navidad tal vez mas calurosa de la historia en Buenos Aires la recordaremos siempre esperando que los deseos expresados esta noche se vuelvan realidad en el 2013 y sino seguiremos adelante. De todos modos....si Racing sale campeón mucho mejor!
Gracias a todos los que participaron por su valentía, por su amor y por sobre todas las cosas por su ganas de vivir a pesar de todo.
Brindo por la próxima nochebuena. No se olviden los tres Luises son los que recibieron el mando y no me jubilé solo recibí mi merecido ascenso a supervisora :))
La balanza
Tengo
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