Bajando por la Avenida Belgrano poco antes de llegar a la ribera del Río de la Plata aparece Puerto Madero. Un lugar exquisito lleno de calles con nombres de mujeres que merecen un lugar en el recuerdo de nuestra Nación. Uno de los antiguos muelles devenidos en restaurantes nos recibió una noche lluviosa y muy húmeda de julio.
Muchos de nosotros hemos conocido la palabra"Maorí" a través de aquel aviso publicitario donde un equipo de rugby llamado "All blacks" interpretaban antes de cada partido.
El maorí es un lenguaje hablado por los nativos de Nueva Zelanda llevado allí por polinesios que vivían muy probablemente en el área de Tahití. En los últimos 200 años ha sido una lengua de vida tumultuosa. Pasó de ser protagonista a hablarse por una minoría a partir de 1860 cuando la llegada de la población blanca con misioneros ,comerciantes y buscadores de oro impusieron el ingles. A partir de allí han luchado permanentemente para conservar su lengua madre hasta la actualidad. Esas cosas que ocurren en este mundo. Hoy lo hablan exclusivamente en Nueva Zelanda descendientes de Maoríes que se calcula unas cien mil personas.
En este caso, fuimos a cenar al restaurante Maorí de Puerto Madero junto con Julian y Mari nuestra queridos amigos. Esta palabra que significa "normal" u "ordinario" nada puede describir a este cálido lugar para comer.
En un clima de cordialidad , sencillo y en una ambiente claro y sobrio, el resto ofrece un lugar donde además de disfrutar de deliciosos platos es posible conversar y pasar una hermosa velada. Sobre todo, si se trata de charlar entre amigos sin que se note el tiempo pasar. Entramos al lugar a las nueve y media de la noche y nos fuimos cuatro horas despues sin haberlo notado.
El menú elegido fue el siguiente: Walter optó por un Risotto de mollejas y cerdo accediendo a mi recomendación. Julian pidió un Crepe de lomo y yo me animé a una Trucha con salsa de limon y brotes acompañada por flancitos de zanahoria y brócoli ( algo exquisito!). Marí comió un lomo al champignon con papas noice. Excelentes presentaciones y porciones importantes. Elegimos el San Telmo Sirah a pedido de Mari, amante de las cuestiones árabes, algun día contaré en este blog aquel día en que estuvo a punto de ser comprada por un magnate para integrar su harem en Egipto. Y juro que es verdad. Pero sigamos con el místico Sirah. Vino de tiempos remotos y orígenes inciertos. Tal vez proveniente de la ciudad persa de Schiraz, en el actual Irán, o de Siracusa (Sicilia). Historias y relatos derivados de la similitud de los nombres –Sirac, Syra, Sirah y Syrac- y de la antigüedad de este cepaje. Sus rasgos nos recuerdan más bien a las especias (especialmente al clavo de olor), a los higos y frutos secos en general, a la menta, al coco y a los ahumados; y si ha pasado por madera, aparecerán las notas de cuero y vainilla. En la boca se harán evidentes las características de un tinto vigoroso, con cuerpo y abundantes taninos. Su color se expande desde el rojo granate al púrpura oscuro. Una buena elección.
A los postres llegamos con ánimo de compartir. Ellos eligieron un "Brownie acompañado por dulce de leche y algunos otros detalles y nosotros un Apple tibio con helado y salsa de frutos rojos. El primero no estuvo a la altura de las circunstancias dado que el brownie estaba muy seco. El segundo era una delicia. A esas alturas comenzaba a llegar gente que buscaba un lugar para charlar , tomar una copa , escuchar algo de buena música en un ambiente distinguido. Para cerrar yo elegí café de El fundador apenas cortado y dos cajas de Te de infinitas posibilidades de sabores nos fueron ofrecidas. Había con canela, limón, frutillas, dulce de leche, etc, etc en todas las combinaciones imaginables. Eligieron uno de ellos y mientras nos los servían continuamos charlando. De la vida, de los amigos, de los hijos, de los sueños, de los viajes proyectados, de vinos, de los psicoanalistas, de los juegos de naipes, de los espectaculos artísticos, de música, de penas, de las ganas de seguir y de los duelos, de los errores y de los aciertos y del amor en todas sus expresiones.
Hablamos como hace tanto tiempo y disfrutamos de estar juntos y cuando la vida, como este año, no nos dió mucha chance, extrañamos este momento y por supuesto nos ponemos al día.
De paso, agradecemos a mi empresa de telefonía celular (regalaMe) que me ofrece el voucher del 50% para cenar en estos lugares. La madrugada de Buenos Aires poblada de rocío humedo nos devolvió a nuestra casas para dormir con el sabor que dejan solamente los buenos momentos, esos que se viven con el corazón.
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