Hay en mi un fuerte impulso por reconocer mi identidad pero desborda incluso hasta la necesidad imperiosa de dejar un rastro sobre el cual puedan mis hijos desandar el camino.
Hace muchos años que escucho la historia de Cesare y Rosa Carolina (La abuela Carola para nosotros).
Ella era una dama de fina estirpe de norte de Italia de un pueblo a poco mas de 30 km de Milán. Vivía con sus padres en una casa vecina a la iglesia Santa María Assunta. Formaba parte de la niñas que bordaba con las monjas del grupo de las "collegittas de María".
Césare era un agricultor de un poblado vecino llamado Sacconago (que hoy ya no existe y fue tomado en los registro como parte de Ascoli Piceno), tenía un caracter muy fuerte y con ideales anarquistas. Conoció a Carola y se enamoró. No fue visto con buenos ojos este amor por la familia de ella pero él insistió y fue a hablar con el párroco de la iglesia donde ella bordaba para pedirle matrimonio. El cura le impuso entre otras cosas que abandonara sus ideales y palabra va, palabra viene la discusión finalizó con una trompada que Cesaré le dió al sacerdote en la cara. A partir de allí debió huir, pero volvió a buscar a Carolina, se casaron en una iglesia de un poblado vecino llamado Cairate y poco tiempo después Cesare partió a América. Llego a Buenos Aires, consiguió trabajo en una fábrica de ladrillos y unos meses después partió Carola de Génova para encontrarse con su esposo de quien esperaba ya un hijo que se llamaría Luis y tiene hoy 88 años y es mi suegro al que todos sus hijos y nietos aman con toda el alma.
Allá por el 2011 visitamos Gallarate, el pueblo natal de la abuela Carola y en un post de este mismo blog cuento acerca de la emoción que sentimos al visitar aquella ciudad y la iglesia. Pero no pudimos traer de allí ningún dato respecto de la familia de ella. Unos meses después me contacté buscando por el apellido en las redes sociales con alguien que tuvo la enorme amabilidad de ayudarme en la búsqueda. Se llama Riccardo y tiene también el apellido pero no es de la misma familia. Me contacto con el responsable de la comuna un amabilisimo señor llamado Emiliano Bezzon quien realizó la búsqueda sin lograr resultados de encontrar familia. Tanto a Riccardo Saporiti como a Emiliano Bezzon les agradeceré eternamente su calidad humana y su empeño en ayudarme.
En estos días recibí un mail de Riccardo que es colega periodista y pidiendo si podía contar en una entrevista esta historia. Accedí muy feliz, respondí via email y envía también una foto de aquellos años de los abuelos con sus primeros dos hijos; Luis y María. No esta Rodolfo, el tercer hijo porque aún no había nacido.
Cuando llegó la hoja del diario en el cual fue plasmada la nota me sentí muy emocionada y en una reunión familiar la llevé impresa para que mi hijo se la leyera en italiano a su abuelo Luis quien lloró de emoción junto a su esposa Odilia.
Tenemos historia, tenemos familia, tenemos la enorme dicha de poder contarlo. Amamos a nuestra patria pero también llevamos por siempre en nuestro corazón la sangre de aquellos inmigrantes que vinieron a hacer grande nuestro país y nos legaron su voluntad de trabajo, su fuerza y su coraje para buscar un futuro mejor. No es simplemente el llenar un árbol genealógico, es también el mostrar un camino , el que abrieron nuestros antepasados y esta orgullosos de enseñarle a nuestros hijos y a los que vendrán detras.
Si desean ver entrada y video de nuestro viaje a Milán y la visita a Gallarate esta en
De Venecia a Milan tras los pasos de los ancestros
No hay comentarios.:
Publicar un comentario
Escribí tu opinión, mensaje o lo que tengas ganas....gracias!