Sábado de invierno con amigas en Carlos Keen.

"Sin la mujer, la vida es pura prosa."

Rubén Darío (1867-1916) Poeta y periodista nicaragüense.

Hace un mes atrás con "la chicas" decidimos escaparnos un sábado de la rutina porteña para ir a almorzar a Carlos Keen. El lugar está a pocos kilómetros de la Basílica de Lujan en la Provincia de Buenos Aires. Solo alcanza a 6 a 8 cuadras de largo por 2 a 4 de ancho y unos 500 habitantes.Por la autopista que deriva en el acceso oeste en un poco menos de una hora estábamos entrando al pueblo.
El doctor Carlos Keen, abogado y periodista, nació en Las Flores en 1840; hijo menor de George Keen y Eloisa Vargas de Keen, hermano de Jorge Eduardo.

Participó con el grado de teniente coronel en la Guerra de la Triple Alianza y fue gravemente herido en la batalla de Pehuajó. Murió en la epidemia de fiebre amarilla en Buenos Aires en 1871.
No conoció el pueblo que lleva su nombre; no habitó ni tuvo que ver con su creación.

A primera vista es un lugar muy calmo, con unas
arboledas magníficas y añejas. Tiene pocas casas que mi mamá definiría "del tiempo de ñaupa" modismo que no se donde se originó y que si alguien que lee este post me desasna agradeceré. Finalmente no tiene uno que ir por la vida preguntándole todo al Google!

Dimos la típica vuelta al centro del pueblo por llamarlo de algún modo. Que no es una plaza pero si un enorme terraplén que cruza un via muerta con la estación en desuso que da nombre al poblado.
Al dar la vuelta pudimos identificar distintos lugares para almorzar, típicamente pueblerinos, en fondas que bien pueden tener origen en el siglo XIX apenas retocadas que ofrecen asados, picadas y otras exquisiteces a precios fijos. Elegimos el que le gustó a Tere, cuando paramos a tomar el volante que me ofrecieran por la ventanilla el señor bastante mayor nos describió un menú que la sedujo totalmente.

Y allí entramos y nos limitamos a tomar la oferta del día. Primero llegó una picada de fiambres y distintas tapas que fue excelente, estaba acompañada con empanadas fritas y al horno y buñuelos de acelga. Luego llegó el asado que fue muy completo incluía, asado de tira, vacío, achuras, pollo, cerdo, etc. Lo acompañamos con papas fritas y ensalada y gaseosa familiar y algún vinito ( para mi amiga Diana! obvio).

De postre solo había budín de pan y no quisimos probarlo ya que la comida fue muy bien servida.

Mientras estábamos almorzando un señor muy amablemente nos invitó a visitar su establecimiento donde se realizaba la crianza de hongos comestibles. Así que ni bien terminamos caminamos casi dos cuadras para llegar al lugar. Fue muy interesante ver el proceso con el cual multiplican y dan vida a enormes champignones. También vendían cerveza artesanal, miel y otras cosas naturales.

De allí nos fuimos a conocer
la iglesia del pueblo llamada San Borromeo. Muy antigua, una construcción de estilo neo-romántico de 1906 y en su interior se observan pisos de cerámicos con dos filas de bancos a cada lado de la nave principal.. Detras del altar mayor se ubica una imagen de San Carlos Borromeo patrono del pueblo y su festejo es el 4 de noviembre. Su pila bautismal data de 1852 y es de mármol blanco. Su fachada presenta una puerta de estilo ebanístico que es una obra de arte. Fue realizada por Angel Rebottaro quien la donara y sobre su frente lleva un bronce en su honor.


Un rato después llegamos a la vieja estación de tren donde yo me compré un té orgánico compuesto de te verde, jengibre y limón. Comenzaba a atardecer y si bien estaba fresco los rayos del sol nos daban calidez. Antes de irnos quisimos que nos tomaran una foto en el muro que tiene el enorme cartel orginal que lleva el nombre de la estación de tren que allí pasaba en otra época. La foto salió hermosa pero el cartel no salió!

Volvimos caminando hacia el auto, tomando los mates que Alicia siempre saca de su cartera cual galera. Si...la misma que sacaba biscochitos de grasa en Iguazú ! Paramos un rato para el ritual al que nos convoca Diana y abrazamos fuerte los añosos árboles en busca de energía y de luz. Fue una tarde hermosa, nos reimos mucho y emprendimos la vuelta cuando comenzaba a anochecer.