jueves, abril 27, 2017

Morro de Sao Pablo : el atardecer en Toca de Morcego

No importa cuán maravillosos sean nuestros sueños, cuan nobles sean nuestros ideales, o cuan altas sean nuestras esperanzas, en última instancia, necesitamos coraje para hacerlos realidad. Sin una acción, es como si nunca hubieran existido. Daisaku Ikeda


Nuestro cuarto día en el Morro de Sao Paulo transcurrió en la playa del hotel donde estábamos alojados durante la mañana y luego caminamos por la playa. Día de relax total. Durante la tarde conocimos a un argentino que lleva veintiocho años viviendo allí, se fue en una de las tantas crisis de nuestro país. Se acercó a vendernos bijouteri de macramé muy bonita, nos contó que en los años noventa perdió su trabajo por las privatizaciones. Nos invitó a que fuéramos a cenar a la noche al restaurante donde cantaba algunos boleros, mpb, bossa, etc. Dijo que era cocina italiana de la mejor. Antes de despedirse le dije que imaginaba que guardaba mucho rencor con el presidente que estaba en aquellos años y me contestó: " No! Al contrario...estoy agradecido si eso no hubiese sucedido yo aún sería un empleado de oficina y hoy estoy aquí y vivo como no me hubiera atrevido a soñarlo. Me fue bien, tengo un par de cabañas y a la noche hago lo que mas me gusta que es cantar".  Mientras se alejaba yo me quedé pensando y mucho, fue como si alguien lo hubiera puesto frente a nosotros para enseñarnos algo que tantas veces uno repite en la teoría. De las dificultades uno puede sacar lo mejor. Me pregunté y aún lo hago si este muchacho era mas revolucionario que muchos de los que se jactan de luchar por un mundo mejor y no son capaces de transformar su propia vida. Aún me pregunto si lo que el describió como felicidad existe e incluso que grado de coraje es necesario para alcanzarla. O es que la distancia todo lo atenúa. En fin...no me cansaré de decir que viajar tratando de crear  lazos es algo enormemente movilizador, mas allá de lo válido que es ver monumentos o atractivos naturales cada lugar tiene una historia y un presente continuo que siempre vale la pena tratar de atravesar.

Lo cierto es que aquella tarde nos propusimos llegar al otro lado del morro para ver una vez mas un atardecer en el mar. Subimos por el camino empinado que llega hasta el Farol do Morro y antes de llegar entramos a un bar llamado Toca de Morcego, tal vez el mas famoso del lugar  y el único desde el cual se pueden ver atardeceres increíbles. Dueños de una enorme terraza a modo de balcón hacia el mar , allí debajo se deja ver el Porto do Morro y sus pintorescas barcazas. Y el sol se va poniendo en un espectáculo majestuoso.
 Datos útiles para vivir esta experiencia: el bar cobra entrada y luego se debe consumir al menos una bebida lo cual hace que no sea barato. Los tragos son bastantes pequeños.  Por otro lado solo trabajan con efectivo y tarjeta de débito y por último lleguen un rato antes del atardecer para tener una mesa en primera fila.  En cualquier caso es fantástico de cualquier sitio que lo veas. Dicho esto recomiendo ampliamente hacerlo al menos una vez porque vale lo que cuesta y mas. 

Esa noche desandamos el camino hasta el centro y cenamos en Mediterráneo una trattoria en la fuimos atendidos por su propio dueño de forma magistral y escuchando cantar a nuestro amigo. Clásicos y boleros latinoamericanos, algo de Caetano y un largo brindis para despedir  nuestra última noche en el morro que nos había regalado cuatro días de sol inolvidables que iluminaran nuestro recuerdo con su reflejo sobre el mar eternamente. 



En el Morro de Sao Paulo nos alojamos en la Posada Bahía Bacana 

Nuestras excursiones fueron contratadas a Zulú Turismo

El ferry y los traslados desde Salvador fueron a través de Salvador Receptivo


Gracias a todos!!


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