miércoles, agosto 16, 2006

La gran taberna para volver a empezar....

La Gran taberna para volver a empezar ....
Pasa la vida y el tiempo no se queda quieto llevo un silencio de frío con la soledadEn qué lugar anidare mis sueños nuevos Y quién me dará una mano cuando quiera despertar Volver a empezar, aun no termina el juego volver a empezar, que no se apague el fuego queda mucho por andar Y que mañana será una día nuevo bajo el sol volver a empezar
Volver a empezar ( A Lerner)


El viernes por la noche el trabajo me llevó al Teatro Empire, de la calle Hipólito Yrigoyen casi llegando a Combate de los Pozos ,donde se presentaba el disco de un grupo platense de rock sinfónico llamado Hexatónica y mi tarea de prensa me requirió en el lugar. He vuelto al trabajo gracias a Esteban Mellino y su multimedio que me aguardó tanto tiempo. La zona de Balvanera ha tenido épocas de mayor apogeo que la actual en cuanto a salas teatrales. El teatro Empire, que a veces ha funcionado como cine, en realidad fue construido por una antigua institución sindical de los choferes de trenes ("La Fraternidad"). En su ámbito alguna vez se transmitieron programas para radio Belgrano. Elina Colomer triunfó en La Voz de la Tórtola, Alba Mujica en Las furias, etcétera. Al lado del Empire, está la casa donde vivió Ramón Gómez de la Serna.
Luego de una tarde /noche de trabajo a full alrededor de la una de la madrugada salimos del lugar. Estaba Walter , Julian, Maria del Carmen y sus amigos Viviana ( una persona sensible y sencilla y su marido que tal vez no recuerde o no sepa como se llama ya que desde la primera vez que lo ví todos le dicen "El Colorado". El colo es una mezcla de Tito Roldan y Gerardo Sofovich ( los que lo conocen sabrán a que me refiero) y los que no, espero los guíe su imaginación hacia donde lo deseen. Todos habían venido a ver el show. Walter, Julian y la misma Viviana que es profe de canto son gustosos del rock sinfónico. Los restantes resistieron el embate y finalmente confesaron que les agradó el show. Todos con bastante apetito subimos a los autos cuando Wally recordó que en la misma esquina del teatro había un restaurante que alguna vez nos presentara nuestro querido amigo Juan , el fotógrafo de Revolucionarte, entre otras cosas.
Bajamos, yo aproveché para bajarme tambien de los tacos aguja y poner mis pies sobre la tierra a bordo de unas comodísimas botas bajas. Cruzamos y allí estaba. Se llama La gran taberna y es un bodegon con estilo que mantiene el clásico menú de los viejos restaurantes porteños. Mucha comida española en amplísima variedad de platos. El lugar estaba prácticamente lleno.
La atención del mozo fue excelente. Arrancamos con una porción de rabas fritas que luego notaríamos habían estado de más. Compartimos platos que son realmente muy abundantes, Julian y el Colo pidieron Mondongo a la española, Mari y Vivi matambrito y con Walter comimos abadejo a la vasca con papas hervidas, que tardó considerablemente pero que estaba exquisito. Por el medio alguien pidió una ensalada de radicheta que picoteando con los platos de los demas nos permitió aguardar el nuestro un poco mas dignamente. Yo elegí personalmente el vino , un San Telmo Malbec. Como no había, el mozo me ofreció probar el malbec de Trapiche algo mas caro pero que nos lo dejaba al mismo precio del que no había. Una excelente recomendación. Este varietal que solemos elegir para regar las cenas con nuestros amigos se mostró amigable. Cosecha 2004 , proveniente de los viñedos de la zona de Santa Rosa en Mendoza , joven, liviano, con aroma frutado y el característico color púrpura. Como expresé antes, no llegamos a los postres ya que, incluso, sobró algo de comida. Un lugar realmente cálido, que de algún modo te transporta en el tiempo hacia el viejo Pinin de Boedo , o hacia el Lo Rafael de antaño y porque no ...al mismísmo Chiessa de la Avenida Entre Rios y Belgrano. Nos quedamos con ganas de volver....y por supuesto, no faltará oportunidad.
Una noche particular para mi, doblemente gustosa de compartirla con gente querida. Hacía mucho que no tenía un día de tanta movida, organización, charlas, y todo lo que refiere a mi trabajo in situ en vivo y en directo. No voy a negar que llegué con un poco de angustia. El correr de las horas lo fue soslayando sin que me diera cuenta. En algún momento, volví a ser yo misma, alguien que hace poco tuve miedo de no encontrar. Asi va la vida, dandonos cada vez que la dejamos una nueva oportunidad de volver a empezar.

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